«El primer Dumas» nos acerca a una de las figuras más desconocidas del siglo XIX y la era napoleónica, siendo el primer general negro de la historia de Francia y que, además, fue el padre del famoso escritor Alejandro Dumas. El guionista Salva Rubio y el dibujante Rubén del Rincón vuelven a trabajar juntos tras su primera colaboración en «Max. Los años 20» en un cómic ambicioso que combina rigor histórico con épica visual.
Charlamos con los autores en las oficinas de Norma Editorial para conocer más sobre este héroe de la Revolución Francesa, de la causa de su caída en el olvido, del proceso de documentación, la construcción del relato y de su futura adaptación cinematográfica, entre otros temas.
En la obra tratais a un personaje bastante desconocido por el público en general. ¿También lo es en Francia? ¿Cómo ha sido recibida esta recuperación de parte de su historia?
Rubén del Rincón: Pues en principio es un personaje que ni siquiera los mismos franceses lo tienen muy ubicado. La gente que hemos ido viendo que ha leído el libro aquí, tiene las mismas reacciones que tenían allí. «Me sonaba, había oído», pero no conocían la historia y menos aún que, por ejemplo, hubieran estado en el mismo grado que Napoleón Bonaparte.
Un punto importante en la obra es la rivalidad entre Alex Dumas y Napoleón Bonaparte, en la que se desdibuja ese papel de héroe que siempre se dice de Napoleón. ¿Parece una tendencia el desenmascarar a este personaje histórico, idolatrado durante tanto tiempo, a qué se debe este cambio?
Salva Rubio: Vivimos una época que se está replanteando mucho su relación con el pasado y especialmente está fijándose en cosas que antes no se fijaba. Antes muchas biografías de artistas donde se decía era un artista genial. Y ahora es como, era un artista genial, pero era un maltratador y era un tal y un cual. Ah, pues ya no mola tanto. En el caso de Napoleón siempre se ha hecho hincapié en su gloria militar y sus logros, vamos a decir, en el campo de batalla. Pero también es verdad que siempre fue un personaje complicado. Era uno de los héroes de la revolución y a la vez uno de los que se cargó la revolución tal y como la conocemos. En este caso descubrimos que Napoleón reinstauró la esclavitud, por ejemplo, y que era una persona que, bueno, hizo muy poco o hizo mucho en contra de las minorías negras en Francia. Entonces, es algo que, por qué no tenemos que contarlo también.
Se ha tendido a blanquear la historia ignorando su participación y todo…
RdR: En algún momento Napoleón le prometió a Dumas que le haría una pintura sobre un acto concreto que pasó en la historia y que pasa en el libro y lo que acabó haciendo, es que acabó poniendo a un personaje que ni era negro ni era Dumas. Entonces, directamente, es una demostración fehaciente del borrado al que le sometió, aparte de que personalmente ni quería hablar de él ni nada. O sea, aparte de la personalidad de lo que decías de Napoleón que se está descubriendo ahora, quizá para la gente que se está difundiendo más el gran público, el hecho de que era un personaje controvertido y con muchos ángulos oscuros y que hizo muchas cosas terribles. Además, es que se tomó como algo personal su relación con Dumas y el acabar con cualquier noción que hubiera de él y no quería ni que se lo nombraran a él en persona. No quería oír hablar de él directamente, o sea, que debía tener algo muy personal contra esta persona.
¿Cómo fue el proceso de documentación, tanto histórico como gráfico (vestuario, ambientación, etc.)?
SR: Documentación no ha sido un problema. Es decir, hay mucha documentación bastante abundante, incluso se han estudiado los partes de guerra, las comunicaciones que había entre ellos, con lo cual conservamos incluso muchas cosas escritas por Dumas que están en el cómic, quizás no estén señaladas, como esto lo dijo él porque no hace falta, pero muchos diálogos de Dumas son sus propias palabras. Sí que hay una fuente que nos ha parecido importante que es «Mis memorias» escritas por su hijo, por Alejandro Dumas, en el cual él hace un retrato de su padre como alguien grande, alguien titánico, alguien gigantesco. Y nos parecía que esa visión de, al fin y al cabo, la historia la cuenta el propio Alejandro Dumas de alguna forma. Esa visión de mi padre no era una persona normal, era una criatura de poderes parecidos a los de un golemo, a los de un superhéroe. Ese ángulo lo queríamos. Es decir, es una historia que está basada en hechos históricos demostrables, pero, por otro lado, este aura que tiene de superhombre viene de su hijo.
Rubén, ya tenías experiencia con obras anteriores como «La Sombra del Águila», ¿no?
RdR: Son épocas diferentes porque es una época tan amplia, la Revolución Francesa hasta el fin de los días de Napoleón, estéticamente cambia tanto que puedes encontrarte en un cómic en que como has consultado tanta documentación, a veces te das cuenta de fallos graves como ponerle chacos a los soldados cuando estaban en la campaña de Egipto, cuando no había, tenían una especie de tricornito. Empiezas a hilar tan fino con las cosas que ya te enfermas de documentación. Incluso Salva también le gusta mucho la documentación gráfica, con lo cual, pues compartimos fuentes. «Este cuchillo no porque es una gumia, entonces se parece demasiado y aquí no había» y es bastante fino porque nos gusta. Como anécdota recuerdo que firmando el tomo uno en Francia se me acercaron unas chicas de estudiantes de arte y de moda. Entonces vinieron, se habían comprado el cómic porque les parecía que estaba muy bien representada esa época y les gustaba la interpretación y les era útil. O sea, no se lo compraron porque eran lectoras de cómic, es que les gustó esa parte. Entonces, para esa parte de documentación, pues también dices, «Hostia, pues lo hemos hecho bien, ¿no?» Porque si alguien que le gusta esta época, que estudia eso y le ha gustado lo que ha visto, esto me lo compro, pues no sé, parece que es como un «buen trabajo, chicos».
¿Cuál ha sido el mayor desafío a la hora de llevar toda una vida y concentrarla en una sola obra?
SR: Realmente el cómic, o sea, la estructura está marcada porque el cómic en Francia se publica originalmente en tres volúmenes. Te marca que tienes que hacer una estructura efectiva en cada uno de esos tres volúmenes, pero también de alguna forma cada uno tiene su sus cualidades. Esto es un bildungsroman al final, es una historia de aprendizaje y de crecimiento típica del siglo XVIII/XIX, que es donde ocurre la historia, con lo cual estamos referenciando la esencia misma del nacimiento de la novela y de este tipo de historias. Pero por resumir, digamos que el tomo uno está más centrado en la Revolución Francesa y en la juventud, en el descubrimiento de la política, de la ideología y dónde me sitúo yo en el mundo. Eso es una preocupación básicamente adolescente. El segundo sería la adultez con esa especie de reafirmación de las ideas propias, actuar sobre ellas y también cuando el personaje no solo se convierte en adulto, sino que llega a su cima como general. Y la última ocurre en Egipto durante la campaña egipcia de Napoleón y aunque el personaje era muy joven, hablamos como de su edad, de la senectud, de su edad más mayor, porque en realidad le falta poco para morir, lo cual no es un spoiler. Y ahí es cuando todo lo que quieres en la vida te lo tienes que replantear porque el mundo ha cambiado tanto que no sabes si tenías razón o no. Es la época en que decides que a lo mejor te has equivocado porque siempre tuviste razón y el mundo ha empeorado.
¿Cómo ha sido el proceso de trabajo? ¿se desarrolla el guion completo primero? ¿se plantea otras estructuras?
SR: Tenemos un modo de trabajo que es como, bueno, yo tengo mi parte del guion, pero hemos hablado mucho de la historia previamente, o sea, no es algo que yo me vaya inventando sin que él lo sepa. Luego tenemos el punto intermedio que es el story board, donde metemos, como se dice, la cuchara en el plato del otro y nos lo pasamos bien haciendo eso y luego ya la parte de dibujo, pues él corre a su manera y ya está. También hay que decir que esta es una historia que me ofreció él, suelo plantear a los dibujantes, «Oye, tengo esto, ¿te interesa hacerlo?» Creo que es la única vez en que ha sido al contrario, que alguien me planteó una historia, me pareció tan guay que dije, «Pues vamos adelante.» Además, Rubén me la dio sin ningún tipo de condicionantes de «la veo así», sino, «Oye, quiero contar esto.» La vi, «vale, me gusta. ¿Qué te parece así?» «Perfecto». Entonces siempre ha habido como muy buena dinámica de toma y daca, ¿no?
RdR: Sí, yo creo como en el fondo nos entendemos y ya habíamos hecho «Max. Los años 20.» y los dos estábamos contentos del resultado, pues no sé si fue consciente que repitiéramos el proceso de trabajo, pero bueno, que en general a mi entender, se ha parecido bastante
Gracias a vuestra obra, se va a realizar una película de Dumas, el primer general negro de Francia. ¿Es una adaptación cinematográfica de vuestra obra? ¿Estáis implicados de algún modo en la producción de la película?
SR: A ver, lo que hay que decir es que es una adaptación porque han comprado los derechos para adaptarla. Luego, ¿qué harán con ella? Nosotros no lo podemos saber y lógicamente el director tiene que tener toda la libertad del mundo. O sea, si no se acaba apareciendo en planos, pero acaba teniendo un espíritu parecido, nos daremos por contentos.
RdR: Y además justo estaban acabando la postproducción de «Los tres mosqueteros» que se hizo hace poco, o sea, que son los responsables de «D’Artagnan», «Milady» y posteriormente «El conde de Montecristo». Estaban ellos tocando el universo Dumas con una intensidad grande, de relanzar estas películas que nunca se habían hecho en francés o, salvo una miniserie muda de los mosqueteros hacia 1910, que aunque era francesa, no hablaban. Pues empezaron a relanzarlo todo, pues eso, producciones francófonas y yo me imagino que se encontraron con esta perla, que igual que nosotros nos encontramos con una perla, pues hicimos otra que ellos llegaron a ver y dijeron, «Eh, hostia, cómo se nos ha pasado esto por alto». Y había una opción de que podía ser una serie, decían. Lo que pasa que al final todo lo que era las opciones se fueron decantando hacia lo que es la parte del cine y sobre todo lo que les… Digamos que les motivaba mucho, era intentar contactar con Ladj Ly, que esto nos lo dicen desde el principio y a nosotros nos hizo mucha ilusión pensar, «ostras, sería genial», pero no era nada seguro. Nosotros también nos implicamos de una manera que una de las veces que fui a París llevamos unos libros firmados expresamente para Ladj Ly y poniendo dedicatorias en cada tomo sobre una de cada una de sus películas parafraseando una frase como, bueno, esta es nuestra colaboración, si esto le puede convencer o no queda en el aire, o sea que estamos motivados proactivamente con el tema de la película
SR: Contestándote la última pregunta, no han contado con nosotros, pero tampoco creo que tenga que contar con nosotros, ¿no? No pienso que ni sea su obligación, ni nada. Ellos tienen que hacer la película que crean que tienen en mente y ya está. Si no, no seríamos artistas, ¿no? Si dijeras a otros artistas como tienen que hacer su trabajo.
RdR: Yo tengo mucha curiosidad, pero no necesariamente curiosidad por ver el proceso, que estaría bien, sino por ver qué hacen, ¿no? Pero ya veremos.