Entrevistas

Power Paola

Artista plástica e historietista, Power Paola (Ecuador, 1977), irrumpió en la escena del cómic con su aclamada obra «Virus Tropical», publicada en 2009. Se trataba de una novela gráfica autobiográfica sobre su familia y su infancia, que incluso tuvo su adaptación a largometraje de animación en 2017. Desde entonces, no ha dejado de crear y dibujar nuevas historias.

Power Paola

Tras participar en fanzines y libros colectivos como «Voltio» o «Teen Wolf», fue hace unos años (en 2022) que nos llegaba un nuevo cómic de Power Paola «Todas las bicicletas que tuve», dejándonos huérfanos por aquí de muchas de sus obras publicadas por en medio. Ahora, gracias a Apa Apa Cómics, podemos por fin disfrutar de «Todo va a estar bien», su siguiente trabajo tras su carta de presentación.

Con motivo de su visita a Barcelona, nos reunimos con ella en la librería Antifaz Cómic para charlar sobre su trayectoria y su nuevo proyecto. Esta es la entrevista en vídeo, como transcrita.

Comencemos por el principio, ¿Eras lectora habitual de cómics antes de lanzarte a dibujar tus propios cómics?
Desde que era niña leía historietas, pero no llegaban tantas a Ecuador. La verdad es que empecé a leer sobre todo tiras, las tiras que venían en el periódico o en el suplemento que era para niños: Calvin y Hobbes, Condorito, cosas de Quino, pero era el único acceso. Luego empecé a comprar los libros de Garfield y, sobre todo, Calvin y Hobbes, me acuerdo. Pero realmente empecé a leer historieta cuando viví en Francia y descubrí a historietistas mujeres. Ahí descubrí algo que nunca había visto, historietas contadas por mujeres era otro tipo de historias y otro tipo de dibujo, una sensibilidad que no conocía. Pensaba que la historieta solamente era para superhéroes, aventura o humor gráfico, pero como que, cuando empecé a leer mujeres me di cuenta que había muchas posibilidades con el medio.

¿Qué te impulsó a crear cómics autobiográficos? ¿Te inspiró alguna lectura previa?
Sí, el descubrimiento en Francia, sobre todo de una autora que siempre hablo de ella, que es Julie Doucet, venía haciendo un trabajo autobiográfico, sobre todo en pintura y en dibujo, pero el mensaje no llegaba tan claro a los espectadores de las pinturas, pero cuando empecé a leer cómics dije, «Ah, acá el mensaje llega directo», como que yo quiero decir algo y la gente me va a entender.

En realidad empecé a escribirlas viviendo en Australia, trabajando en una cocina, que estaba muy mal, muy deprimida por estar trabajando en una cocina y empecé a reírme un poco de mí misma y las historietas fueron una manera de poderme reír de esa situación que no era tan grave, pero para mí era como una montaña enorme de sufrimiento. Y fue porque fui a la biblioteca y saqué una revista de Diane Noomin y Aline Kominsky. Tenían una revista en los 80s que se llamaba «Twisted Sisters» y solo era de mujeres. Cuando saqué esa revista encontré una variedad de mujeres, de tipo de dibujo, de historias, que ahí dije, «Ah, voy a empezar a hacer eso». Pero fue muy para mí, muy en la intimidad y creo que me demoré un año en subirlo, en ese momento, a un blog.

Tienes un vínculo fuerte con los fanzines, has participado en algunos, incluso has creado colectivos de los que han surgido publicaciones ¿Qué te aporta este formato? ¿Qué es lo mejor y peor de hacer un fanzine?
Me gustaría autopublicarme más, la verdad, me gustaría dedicarme a los fanzines. Tengo muy buenas amigas fanzineras y empecé así, pero ahora, hoy en día, estoy un poco alejada. Pienso que es demasiado trabajo, no solamente hacer la historieta, sino también publicarla, distribuirla, todo. Pero sí es algo que no quisiera abandonar. Me gusta mucho y me gusta mucho la escena fanzinera, el ambiente, como que la gente está todo el tiempo de intercambio, que uno llega a cosas que no llegaría normalmente en una librería, como que hay algo ahí de lo punky que me interesa de la autoedición.

¿Crees que se ha perdido algo de ese espíritu del fanzine, al destinar esfuerzos o limitarse solo a la publicación online?
Creo que es otra cosa. Yo siempre pienso que una cosa no quita la otra. como que también estábamos muy asustados cuando empezaban los ebooks y que todo el mundo iba a dejar de leer libros, pero pienso que hoy en día los libros se volvieron como un objeto que uno quiere tener y sobre todo con las historietas, como que no es lo mismo. Yo puedo leerme un libro de una novela en el Kindle o en mi teléfono sin problema, pero para leerme un libro de historietas o algo que tenga dibujos, yo quiero tener el soporte físico y sentirlo. Y lo mismo pienso que una cosa no quita la otra. Si hay algo que me gusta mucho en internet, por ejemplo, Simon Hanselmann lo descubrí en Tumblr, no lo podía creer, pero sabía que en el momento que alguien lo fuera a publicar en español iba a querer tener ese libro.

Power Paola presentando «Todo va a estar bien» junto a Mar Mascaró en La Llama Store, Barcelona 2025

Contar tu historia es también contar la de personas de tu alrededor, familia, amistades, parejas… ¿Ha supuesto algún problema o ha surgido alguna anécdota al respecto?
Sí, hay todo tipo de anécdotas con respecto al hacer algo de autoficción, algo autobiográfico. Hay gente que se enoja conmigo por no salir en mis libros, porque sí salen otros amigos y ellos no. Hay personas que me han dicho que por favor les cambie el nombre. Después de mi primera historieta, que puse nombres y apellidos, me di cuenta que sí podía ser bastante fuerte porque cuando empecé no me imaginé que me fuera a pasar esto. Que me quisieran publicar un libro, lo publicaba en internet y nunca imaginé que mis papás lo fueran a leer. Ni siquiera sabían que hacía historietas.

Eh, pero… tengo una anécdota y es que yo hice un libro que se llama «qp», que es toda una relación amorosa con mi expareja. Y cuando terminé con él y terminé el libro, empecé a salir con otra persona y lo primero que me dijo fue, «Por favor, nunca me vayas a dibujar ni nunca pongas esto en historietas». Y fue como… una decepción porque si yo le gusté, un poco sabía que me dedicaba a esto y fue difícil, pero encontré otras maneras de hablar de lo que sucedía ahí y le volví un zorro (a esta persona) y luego también apareció un personaje que es un gato que tiene una cola, que el gato habla con su cola, que se llama «Cato y su cola», que nació de esta incomodidad o esta imposibilidad de hablar de otra persona.

En «Virus Tropical», utilizabas la propia obra para recuperar viejas amistades de la infancia, ¿hubo suerte? ¿Sirvió tus obras para reconectar de nuevo?
Sí, en «Virus tropical» lancé una botella al mar, buscando a dos personas que extrañaba mucho. Cuando fui a Chile a presentar «Todo va a estar bien», que salió por primera vez allá, aparecieron en el lanzamiento del libro y fue muy emocionante verlas porque eran dos amigas de mi infancia que no las veía hace muchísimos años y verlas, bueno, con estas edades que tenemos ahora y la vida de ellas. Fue gracias a eso me reconecté, que no es lo mismo que buscar a alguien por Facebook… De hecho, una de ellas tiene un café en Santiago de Chile y su proveedora de alfajores le dijo, «Creo que tú sales un libro de historieta que me leí anoche». Y ella dijo, «¿Qué?» Y le contó la anécdota y le dijo, «No puede ser, sí claro, es ella». Así que fue muy bonito que haya llegado de esa manera.

Otro punto de realizar obras autobiográficas, es que puedes crear tu propia realidad, sin embargo, no parece que temas como la sexualidad, las drogas, te suponga un problema, ¿te impones algunas líneas rojas o eres totalmente libre y sin filtros a la hora de dibujarlas?
Creo que uno siempre se edita y todo es ficción, ¿no? Como que uno le sube el volumen a ciertas cosas y a otras no. Lo que yo sí siento es que desde que empecé a leer historietas y hacer historietas, es que lo que más me gustaba era que la gente se abriera y me mostrara algo que yo dijera, «Wow, cómo se atreve Julie Doucet a mostrarse desnuda o que le llega la regla o que se está metiendo cocaína».

Todo eso, me decía que es muy liberador que alguien lo muestre. Porque la vida real… o sea, tampoco es que sea algo que no sucede; es algo que sucede todo el tiempo. ¿Y por qué ponerle qué eso está mal y otras cosas están bien? ¿Por qué decidir qué es lo malo y qué es lo bueno? Mejor que el lector decida, con sus propias creencias y su manera de ver el mundo, qué le pasa con lo que está viendo.

Eh, pero sí hay otras cosas que no me parecen que funcionen en la historia, entonces no las pongo; o que pueden hacer daño, o que digo: «¿para qué?». Trabajo con el material de mi vida para contar historias. Es como si fuera la plastilina con la que hago las cosas, y funciona para contar una historia. Entonces, no todo lo que sucedió en esa historia es importante para la historieta. Lo pienso más como una historia que funcione. En esta historieta («Todo va a estar bien») que tiene esta parte sexual, pues tenía que ver también con todas estas obras que habían alrededor, que eran piezas mochica o preincaicas que hablan de la sexualidad abiertamente. Y esto es antes de los incas, ¿no? Sin ningún prejuicio ni nada. Y mira, 2025, y todavía seguimos asombrándonos por algo que todos lo hacemos de alguna u otra manera.

¿Cómo enfrentas la realización de un cómic nuevo? ¿Piensas que parte de tu vida quieres contar, cómo logras recordar todo, mantienes un diario? ¿Cuál es la parte más compleja para ti?
Cada libro y cada historieta tiene como su propia metodología. Por ejemplo, hay un fragmento de este libro que nació por una maratón de cómics que hacen en Angoulême, antes del festival ellos un día dan un tema y tienes que hacer 24 páginas en 24 horas. Entonces, en Colombia nos reunimos en un lugar que se llama El Parche y el tema era el avión, había que empezar ahí y ese fue como el inicio para contar este libro. Eso hizo acordarme de un montón de cosas que si no hubiera sido por ese disparador, tal vez no las hubiera contado.

Tengo otras que son un recorrido, digamos, por Medellín, que es un fragmento de mi libro anterior, «Todas las bicicletas que tuve», me metí a Google Maps e hice ese recorrido por Medellín tratando de acordarme cómo eran esos lugares cuando yo vivía por ahí. Entonces, es un ejercicio de memoria y al mismo tiempo es un ejercicio de investigación porque me gusta que los lugares, por más que sea mi dibujo que parece muy libre, hay detrás de esto sí existe, Y estos personajes también existen. Y esto lo escuché, esto me pasó y así sonaba su voz o así lo decía con estas expresiones.

Me gusta mucho que si sale algo de Lima, Perú se pueda sentir el acento, se pueda ver un poco cómo es el paisaje, qué es lo que comen, como un poco la atmósfera de los lugares. Trato de investigarlos bastante y la investigación de la memoria. Uno piensa que no se acuerda de nada, pero vas entrando ahí y como que te empiezan a caer fichas.

También se puede notar un cambio gráfico entre obras, ¿es parte de tu evolución por probar cosas nuevas, o es una decisión premeditada para cada obra?
Pienso que también los materiales tienen que ver con la misma historia. «Virus tropical» lo hice con un rotring, sin boceto alguno, como una especie de vómito. Yo tenía ganas de escribir eso. Por supuesto que había como un boceto chiquito por allá en otro cuadernito y había una idea de cómo se iba a planificar la historia, pero sí había esa cosa de velocidad, de más libertad y menos miedo. De haber encontrado como una forma de dibujar para contar esa historia. Pero cuando lo terminé y con todas las cosas que le pasaron, viajé mucho con el libro, fue muy fuerte todo lo que recibí, como un tsunami después de haber hecho eso. Me dije, bueno, con el siguiente libro, que es justamente «Todo va a estar bien» y muy inspirada en libros japoneses, mucha tranquilidad, menos anécdotas y menos data, sino algo más atmosférico, más de tomarse el tiempo, pensando mucho en Murakami, cómo va narrando algo que parece que no está diciendo nada. Es como que uno entra en un mood y yo quería hacer lo mismo, entonces decidí hacerlo con un lápiz 0.3 y quedarme en cada viñeta, que se vean las sombras y quedarme, e ir siguiendo a ese personaje tratando de acordarme sin mucho boceto. En realidad este libro iban a ser las historias de mis amores y al terminar el libro me di cuenta que mis amores eran mis amigos y mis amigas, más que las relaciones de pareja que tenía.

Cuando reflejas tu vida en cómic, ¿hasta qué punto estás haciendo cosas para poder contarlas, o son las cosas que vives, ¿cómo no afecta una cosa a la otra?
Pienso que con los años me he dado cuenta que, claro, mi cabeza ya empieza a funcionar en que todo puede ser una historieta en algún momento y me obliga a estar muy en el presente, acordarme cómo estás vestido, cómo te sientas, cómo te ríes… y lo hago sin saber que esto pueda ser una historieta en el futuro, pero ya hay algo de estar muy presente tratando de de capturar cosas que tal vez antes… estaba más en la mente, en lo que me pasó antes o pensando en el futuro de lo que tengo que hacer luego, sino que ahora realmente siento que soy la protagonista de mi propia vida. Pues sí, yo digo, «No, para allá no quiero ir. O esto no quiero que me suceda».

Por ejemplo, siempre que me dicen que por qué no me bajo una una aplicación de citas, yo digo, «No quiero contar esa historia de cómo conocí a alguien por Tinder». Creo que ya hay 859 millones de historietistas, cineastas, gente que cuenta esa historia. No tengo ganas de que me pregunten cómo lo conociste y yo diga, no, por Tinder. Como que quiero …, solamente la idea de que sea algo mágico y que tenga un buen comienzo ya hace que yo tome ciertas decisiones con la vida. Como que el trabajo de trabajar con la misma vida hace que uno se vuelva más consciente de la vida que tiene y hacia dónde quiere ir.

Siempre estoy buscando el misterio o la magia, que me sorprenda la vida. Estoy todo el tiempo (atenta), me parece que lo que me está pasando a mí también está reflejado en un montón de cosas, por lo menos hay cosas que me están pasando por dentro, mi mirada hacia el mundo cambia porque estoy enfocando en cosas que tal vez vos no estás enfocando porque a ti te están pasando otras cosas y no vemos. Si estuviéramos caminando por la misma cuadra, tú vas a tener una experiencia muy diferente a la que yo tenga, porque uno dice, «Trabajo con la realidad, pero al final, ¿cuál es la realidad? Si cada uno la experimenta de una manera distinta».

Otro punto a destacar es la música, que está muy presente en todas tus obras, ¿a qué es debido? Es un sistema para conectar con emociones, o marcas momentos de tu vida con diferentes temas?
Sí, me gusta mucho y creo que eso lo copié de esa revista de los 80s, de alguna de las autoras que ponía una canción y eso me hacía ir a buscar la canción. Me gusta que los libros me lleven a otros mundos y me hagan investigar canciones, películas o que me estén hablando de otro autor del que yo no tenía ni idea. Me encanta que los libros tengan esos links y que uno va entrando realmente en el mundo de la otra persona. Y si es un poco como, si esta es mi película, ¿cuál va a ser la banda sonora de esta película? y buscar bandas que de pronto son muy conocidas en Suramérica, Latinoamérica, pero que alguien en España no tiene ni idea y puede llegar a unas canciones o a una sensación de algo…

También porque esa canción sonó en ese momento. Hay una fiesta de punk y me acuerdo de la canción y todo el mundo cantándola y fue como difícil volver porque no sabía si era Pixies, si era Violent Femmes. Entonces me tocó toda una tarde a ponerme a escuchar todos los discos porque cuál era esa canción, pero yo me acuerdo que todos la cantaban y estábamos muy contentos, es como parte de revisitar o recapitular esa vivencia que uno tuvo y volver un poco allá.

Hoy en día ¿Qué te inspira más a la hora de dibujar?
Creo que el movimiento, me di cuenta en la pandemia que el momento que salía a hacer la compra y podía salir del apartamento y volver, algo pasaba en mi cabeza que me daba ideas. Al estar encerrada era como que todo se asentaba, pero el moverme hacía que apareciesen las ideas. Como tengo una vida bastante nómada, me muevo por muchos lugares, a veces me siento un poco como «Alicia en el país de las maravillas», que voy hablando con alguien por 10 minutos y tengo una conversación genial, pero luego tengo que subirme al metro y encontrarme con otra persona y pasa otra cosa increíble. Luego me monto un avión y llego a mi casa y voy a hablar con el de las verduras y como que todo termina siendo un gran evento. Soy muy consciente de eso, me gusta muchísimo, pero no sé cuando, ahora que estoy haciendo una historieta, digo, bueno, ¿cuándo comienzo? ¿Dónde pongo el inicio de esto o dónde pongo el final? Y a veces pasan unas cosas increíbles, donde dice uno, «Esto es una historia pero perfecta, con principio nudo, desenlace y banda sonora y personajes».

¿Preparas nuevos cómics?
Ahora estoy trabajando y estoy terminando un libro, bueno, por lo menos el primer capítulo, porque creo que van a ser varios capítulos. Estoy haciendo una saga también para Estados Unidos, ya empecé con la primera. Es una editorial que se llama 2DCloud e hice el primero que se llama «Come with me», y ahora estoy haciendo la segunda parte. Y todo tiene que ver con esto que te digo del movimiento, cómo que me van pasando cosas y personajes y conversaciones. Tal vez ya no puedo hacer lo mismo que en «Virus tropical», que es como la familia que uno tiene, los personajes más asentados y más con cuerpo, sino que es una vida más movible y con una familia más, que es la que uno ha decidido tener.