Lydia (Erin Moriarty) se ha complicado bastante la vida: una banda de traficantes de droga mejicanos andan tras ella para matarla de forma creativa. La única persona que puede ayudarla es su padre, John Link (Mel Gibson), un ex presidiario que no está demasiado contento por tener que volver a la vida criminal. Padre e hija emprenderán una huida desesperada perseguidos por traficantes, federales, policías y los antiguos compañeros de Link.
Aunque se trata de una producción francesa, Blood Father (Jean-François Richet, 2016) tiene todo el aire de un film americano, un western urbano en el que los protagonistas cabalgan motos en lugar de caballos. A ello contribuye el hecho de que el guion corre a cargo de los americanos Andrea Berloff y Peter Craig, adaptando la novela de este; los paisajes desérticos del sur americano en los que transcurre el film y, también, que Richet ya había trabajado en Estados Unidos, concretamente como director de Asalto al distrito 13 (Assault on Precinct 13, 2005), correcto remake del clásico film de John Carpenter.
El film tiene un fantástico aire retro, no en su estética sino en su ejecución. No llega a los 90 minutos de metraje, pero no se tiene la sensación de que el espectador está sufriendo un film frenético y apresurado por llegar “a las partes buenas”. Con gran economía nos presenta el conflicto y desarrollo de los protagonistas, mientras que las escenas de acción son secas y violentas, sin florituras innecesarias. Esta manera de presentar la acción incide también en darle ese aire de western urbano que hemos mencionado anteriormente.
La acción no es lo único sólido del film, también está lleno de buenas interpretaciones. Nada que vaya a recabar premios por festivales, pero sí muy efectivas y logradas. William H. Macy y Michael Parks tienen papeles secundarios pero vitales en la trama, especialmente memorable es Parks como el antiguo jefe del personaje que interpreta Mel Gibson. Es este junto a Erin Moriarty los que hacen que el film funcione interpretando a esta pareja de padre e hija a la fuga. Gibson en particular resulta muy carismático, a pesar de cómo sea tras las cámaras, delante de las cámaras no ha perdido gancho y no es difícil para el espectador ponerse de parte de su personaje (y aplaudir algunas de sus acciones).
Blood Father es una sólida y entretenida película, del estilo que hace tiempo se encontraba ausente de las salas de cine, ya que de este género normalmente se estrenan ruidosas grandes producciones provenientes de Hollywood. Parte cine de venganza, parte thriller, lleno de buenas interpretaciones y momentos de tensa acción.
Estreno en las salas españolas el 9 de septiembre