Detrás de este titulo tan sugerente se esconde el original que ya da cierta idea de lo que vamos a ver, The Possession of Hannah Grace. Si por la evocadora imagen del cartel podíamos esperar una suerte de El Cadáver de Anna Fritz a la americana, lo que hubiese estado bien, o incluso algo en la línea de La autopsia de Jane Doe, nada más lejos de la realidad.
Cadáver (Diederik Van Rooijen, 2018) arranca con un exorcismo. Tras los créditos sigue la pista de Megan Reed (Shay Mitchell) que comienza a trabajar por las noches en la morgue de un hospital en la que pasa las horas sola recibiendo nuevos cuerpos. Megan ve esta oportunidad como una salida para recuperar la normalidad en su vida tras un terrible suceso personal. Con la llegada del cuerpo de una chica que han matado de una forma brutal la seguridad de Megan se comienza a tambalear.
Con un reparto escueto y que incluye algunas caras conocidas de la televisión, desde Emily Fields de Pequeñas mentirosas a Kate Beckett (Stana Katic) de la serie Castle, siendo de lo poco interesante de una película que no aporta demasiado al género. Mención aparte merece la participación de la contorsionista y modelo Kirby Johnson que interpreta el papel de la poseída del título original, Hannah Grace, sin duda lo más rescatable de Cadáver.
Aunque el trabajo del director Diederik Van Rooijen es bastante digno, no podríamos decir lo mismo del guionista encargado de Boogeyman 2 y 3, de gran parte de la serie Scream o de un episodio de Teen Wolf. Brian Sieve escribe una cinta que quiere mezclar demasiados mundos inconexos y en los que no termina por ahondar en nada, desde el religioso con exorcismos, al de traumas con adicciones al alcohol y las pastillas.
Para completistas de las películas de exorcismo o ideal para tener un par de sustos (efectistas) y ponerte nervioso por las decisiones de sus protagonistas, en ese sentido Cadáver funciona pero no le pidas más.