La improbable pareja formada por Charlize Theron y Seth Rogen protagoniza Casi imposible (Long Shot, Jonathan Levine, 2019), una película que mezcla comedia romántica y política.
Tras perder su empleo en un diario progresista, Fred Flarsky (Seth Rogen) se reencuentra con Charlotte Field (Charlize Theron), una antigua amistad de su adolescencia. Ahora, Charlotte Field es Secretaria de Estado y planea presentarse a la presidencia, así que le pide a Flarsky que trabaje para ella escribiendo discursos. Entre ambos surgirá una relación que pondrá en peligro los planes de Field.
Como hemos mencionado al principio, Casi imposible mezcla dos subgéneros de la comedia: la romántica y la política. En el aspecto político no es particularmente agresiva o satírica, sino que comenta sobre la contaminación entre intereses económicos y políticos. Aunque lo hace de forma más bien superficial y principalmente por la necesidad de tener un villano para su historia.
Como comedia romántica su aspecto más destacado es que invierte los roles tradicionales del género. Si se hubiera rodado hace solo unos cinco o diez años, Casi imposible sería como El presidente y Miss Wade (The American President, Rob Reiner, 1995). En otras palabras, seguiría el esquema de hombre poderoso que se fija en una mujer “normal” y la convierte en su esposa, un esquema establecido por el que es uno de los títulos más populares pero también más tóxicos y misóginos dentro de la comedia romántica: Pretty Woman (Garry Marshall, 1990). Más allá de esta inversión de roles, sin embargo, no hay más innovación. El desarrollo es el clásico del género, aunque utilice un tipo de humor que roza muchas veces lo incorrecto. Por ello Casi imposible resulta bastante predecible, en particular cuando tenemos títulos como ¿No es romántico? (Isn’t It Romantic, Todd Strauss-Schulson, 2019) que de forma brillante deconstruye el género y sus tópicos.
A pesar de todo, el film de Jonathan Levine resulta bastante divertido, en especial gracias a la pareja protagonista que forman Charlize Theron y Seth Rogen. Ambos tienen buena química y manejan perfectamente los diálogos (por lo menos es así en la versión original). Por ello, Casi imposible acaba siendo una comedia correcta, pero olvidable. Puede servir para pasar el rato, pero uno se espera más de los implicados, no solo eso.