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El exorcista: Creyente

Coincidiendo con el 50 aniversario de El exorcista (The Exorcist, William Friedkin, 1973), la franquicia regresa a las pantallas con El exorcista: Creyente (The Exorcist: Believer, David Gordon Green, 2023). Una entrega que, después de cinco secuelas (contando las dos precuelas) espera aterrorizar a los espectadores como lo hizo el clásico original.

El exorcista: Creyente

Angela (Lidia Jewett) y Katherine (Olivia O’Neill) son dos niñas que un día desaparecen. Reaparecen tras tres días para alivio de sus familias, pero lo hacen amnésicas, sin recordar lo que les ha pasado. Victor Fielding (Leslie Odom Jr.), el padre de Angela, ve con preocupación como el comportamiento de la niña es cada vez más extraño. A pesar de su escepticismo, Victor llega a la conclusión que ambas niñas están poseídas por un demonio y pide ayuda a Chris McNeil (Ellen Burstyn), cuya hija fue exorcizada en 1973.

El film original fue concebido por William Peter Blatty, productor y autor del guion basado en su novela del original, como una forma de mostrar el poder de la luz, del bien, de un Dios que siempre triunfaba. En otras palabras, quería hacer por la iglesia católica lo que Top Gun. Ídolos del aire (Top Gun, Tony Scott, 1986) hizo por las fuerzas aéreas. La nueva entrega de David Gordon Green actualiza este mensaje para las sensibilidades modernas. Se celebra la diversidad de fes, que son más fuertes trabajando juntas que no enfrentadas entre sí. Esto recuerda a El exorcista II: El hereje (Exorcist II: The Heretic, John Boorman, 1977), una secuela que también incidía en que la fe católica no era la única válida. Pero, por supuesto, la principal influencia de Green es el clásico que lo empezó todo. Una influencia que se traduce en que se imita el estilo narrativo del clásico de William Friedkin, aunque no es una de esas secuelas que borra la existencia de las demás y se presenta como la única válida.

Lidya Jewett y Olivia O’Neill en El exorcista: Creyente

Pero su fidelidad estilística al film de Friedkin es uno de los principales problemas del film. No solo porque en algunos instantes narrativamente va en contra de las intenciones del film original, sino porque este es un estilo con el que el público actual ya está muy familiarizado debido al éxito de la saga Expediente Warren, que precisamente recuperaba el «estilo Friedkin» de terror setentero. Y si no fuera poco la alargada sombra de la saga creada por James Wan, el público también ha sido sujeto a infinidad de películas sobre posesiones demoníacas. Películas, además de las secuelas oficiales, que presentaban posesiones cada vez más espectaculares y aparatosas, sin entender qué es lo que hacía el film de Friedkin tan efectivo. Es por eso que al espectador moderno es posible que le sepa a poco el exorcismo de Creyente, que regresa al estilo más “realista” de El exorcista. William Peter Blatty se documentó profusamente para su novela, luego el guion, presentando fenómenos “reales” registrados en distintos informes sobre exorcismos. Muchos de estos fenómenos ya aparecían en El demonio (Il demonio, Brunillo Rondi, 1963), pero el éxito y la influencia de El exorcista la convirtió en el punto de partida de las siguientes películas sobre posesiones estrenadas en cine.

Debido a todo ello, la gran cantidad de exorcismos que el espectador ha visto en películas de distinta calidad y la relativa sobriedad del clásico de Friedkin comparado con lo que vino después, el exorcismo que presenta Green no resulta particularmente novedoso o impresionante, más allá de tener a dos víctimas de posesión en lugar de solo una.

Chris MacNeil y Leslie Odom, Jr. en El exorcista: Creyente

Por otro lado, la tenue conexión con la primera entrega, mediante la incorporación de Chris McNeil, la sufrida madre de Regan, es bastante gratuita y no aporta nada a la trama principal. Su única función parece ser justificar que es una secuela de una franquicia y no una más de las distintas posesiones y exorcismos que abundan hoy día en el género. Por supuesto, es posible que esta mínima conexión con la original sea más desarrollada en siguientes entregas si termina siendo cierto que Creyente es la primera de una trilogía dentro de la franquicia, lo que daría también la oportunidad de corregir los distintos problemas narrativos del film, que no se pueden explicar sin destripar la película.

Dicho todo esto, no es que esta secuela sea una mala película. Considerada de forma independiente, es efectiva y competente, pero recordar continuamente su ilustre precedente hace que el baremo con el que es juzgada sea más alto que el de títulos como El exorcista del Papa (The Pope’s Exorcist, Julius Avery, 2023) o El exorcismo de mi mejor amiga (My Best Friend’s Exorcism, Damon Thomas, 2022), por citar dos ejemplos recientes. Tal vez habría funcionado mejor si no hubiese intentado con tantas ganas ser una «verdadera» secuela de El Exorcista, porque más allá de unos cuantos sustos efectivos no aporta nada nuevo a la franquicia.

póster de El exorcista: creyente

El exorcista: creyente

David Gordon Green

Desde que falleció su esposa embarazada en el terremoto de Haití hace doce años, Victor Fielding se ha encargado de cuidar de Angela, la hija de ambos. Pero cuando Angela y su amiga Katherine desaparecen en un bosque durante tres días y a su regreso no recuerdan nada de lo que les pasó, se desata una serie de acontecimientos que obligarán a Victor a enfrentarse a la cúspide del mal.


Reparto principal: Leslie Odom, Jr., Ann Dowd, Jennifer Nettles, Norbert Leo Butz, Lidya Jewett, Olivia O’Neill