Robert Eggers debutó como director de largometrajes con La bruja: Una leyenda de Nueva Inglaterra (The Witch: A New-England Folktale, 2015), una impresionante película de terror que fue un gran éxito entre la crítica y los fans del género. Eggers nos presenta ahora su segundo largo: El faro (The Lighthouse, 2019), una pesadilla en blanco y negro.
Ephraim Winslow (Robert Pattinson) llega a un remoto faro para cumplir un turno de cuatro semanas a las órdenes del farero Thomas Wake (Willem Dafoe). La relación entre ambos hombres es complicada, especialmente por cosas como la obsesión de Wake por controlar él solo el faro y no dejar que Winslow vea la luz, pero nada demasiado conflictivo. Hasta que el barco con el sustituto de Winslow no llega y ambos hombres empiezan a desesperarse y encaminarse hacia la locura.
El faro tiene una apariencia muy formal. Ambientada entre finales del siglo XIX y principios del XX, rodada en blanco y negro con un formato de pantalla cuadrado, que recuerda al cine de los años 30, Eggers, como ya hizo en La bruja, hace un ejercicio antropológico creando el argot que hablan los personajes, en especial el de Willem Dafoe, utilizando antiguos archivos y la obra de Herman Melville y de Sarah Orne Jewett. Teniendo todo esto en cuenta, se podría deducir que esta película es un ejercicio en clasicismo. Pero la ejecución de la historia es muy experimental, jugando con el diseño de sonido y las imágenes oníricas, mostrando inquietantes alucinaciones y jugando con el montaje. El resultado final se podría decir que es un cruce entre las historias de terror marino de William Hope Hodgson y el clásico de Roman Polanski Repulsión (Repulsión, 1965).
El film no se lo pone fácil al espectador, pero consigue resultar perturbador e inquietante. El tipo de película que, tras verla, se necesita un momento para despejar la cabeza. Un efecto que se consigue, como ya hemos mencionado, con el diseño de sonido, el montaje y la dirección de Eggers, pero también, y sobre todo, con la interpretación de los dos actores que sostienen el film. Sin las fantásticas interpretaciones de Robert Pattinson y Willem Dafoe, posiblemente la película no funcionaría tan bien como lo hace ahora.
El faro nos ofrece experimentar la locura y el terror, una experiencia angustiosa que se hace difícil de olvidar.
