El director y guionista de Attack the Block (2011), Joe Cornish, vuelve a dirigir con El niño que pudo ser rey (The Kid Who Would Be King, 2019). Una épica aventura cargada de distintos tipos de magia.
Las cosas no le van demasiado bien a Alex (Louis Ashbourne Serkis): él y su amigo Bedders (Dean Chaumoo) son continuamente acosados por Lance (Tom Taylor) y Kaye (Rhianna Dorris), los abusones de la escuela, lo que provoca que Alex tenga problemas también en casa con su madre (Denise Gough). Es entonces que Alex encuentra la espada Excalibur, despertando a la malvada bruja Morgana (Rebecca Ferguson), que pretende dominar el mundo. Con la ayuda del mago Merlín (Angus Imrie), Alex y sus amigos deberán detener a Morgana antes de que domine el mundo.
De forma parecida a lo que hizo con la ciencia ficción en Attack the Block (2011), Joe Cornish le da un toque contemporáneo y urbanita, y en este caso a los mitos artúricos trasladándolos a la actualidad. Es una maniobra que le sirve para construir una entretenida aventura juvenil con acertados toques de humor. El resultado es un film que puede disfrutar público de todas las edades, que fácilmente se verá sumergido en la aventura que viven Alex y sus compañeros.
Dicho esto, el director deja bastante claro que está interesado en contar algo más que una aventura para que el espectador lo pase bien. La recuperación de los mitos artúricos es utilizada con una clara intención social, aludiendo constantemente a la caótica situación en que se encuentra Gran Bretaña debido al Brexit y al resurgimiento de los movimientos populistas. Y no se debe a la agudeza y a la perspicacia de este articulista que este mensaje queda al descubierto: Joe Cornish deja bien claras sus intenciones desde el principio y a lo largo del film se repite varias veces que resurge el rey porque Inglaterra se encuentra “dividida y enfrentada”, igual que se alude al hecho de que Alex no tiene sangre real. En esta ocasión, el director no es nada sutil respecto a lo que quiere transmitir.
Por suerte, el mensaje no interfiere en ningún momento con el disfrute de la comedia y la épica. La larga experiencia de Cornish como guionista se nota en la manera en que juega con los tópicos del género y en los agudos diálogos, además de que logra evitar que Merlín y su magia se conviertan en un deus ex machina para salvar continuamente a los protagonistas, como sucede con los hechizos en la saga Harry Potter o como J. J. Abrams hace con la Fuerza en la saga Star Wars.
Resulta refrescante ver una película destinada al público juvenil que no se basa en ninguna trilogía distópica y que en dos horas ya ha contado su historia. El niño que pudo ser rey ofrece al espectador aventurero generosas dosis de diversión y entretenimiento.