Épica conclusión de la trilogía que sirve como precuela de El señor de los anillos (ya que ese era su objetivo, nada hay de la obra original de J. R. R. Tolkien), El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos (The Hobbit: The Battle of the Five Armies, Peter Jackson, 2014) es una batalla espectacular pero que, por suerte, no se hace (muy) larga.
El film arranca en el mismo instante en que concluye El Hobbit: La desolación de Smaug (The Hobbit: The Desolation of Smaug, Peter Jackson, 2013), con Smaug lanzándose a la destrucción de la Ciudad del Lago. Pero esto es solo el prólogo para lo que es el centro de la película, la batalla que da nombre a esta tercera entrega. En este sentido, la película se parece bastante a El señor de los anillos: El retorno del Rey (The Lord of the Rings: The Return of the King, Peter Jackson, 2003), centrándose en las historias de cada personaje involucrado en la lucha para que el espectador se sienta implicado en la batalla. Pero, en contraste con la anterior trilogía, en esta ocasión hay lugar para cierto sentimiento antibelicista, deteniéndose de vez en cuando a observar la tragedia en la que se ven envueltos aquellos atrapados en medio del conflicto, sin perder de vista el espectáculo épico.
Teniendo en cuenta que se trata todo de un gran espectáculo de pura fantasía, hay que mencionar la gran calidad de los efectos especiales y visuales. Si bien, debido en gran parte a la alta definición, es bastante fácil detectar cuando se emplean dobles digitales de los personajes de aspecto humano, los orcos, ogros y gigantes que forman las fuerzas del mal todos tienen un aire muy realista y convincente. Especialmente si los comparamos con los que aparecían en El Hobbit: Un viaje inesperado (The Hobbit: An Unexpected Journey, Peter Jackson, 2012).
Por supuesto, poco importa la gran cualidad de los efectos especiales si uno no está interesado en la historia. Esta trilogía/precuela no ha despertado ni la admiración ni el entusiasmo de El señor de los anillos, posiblemente porque su estructuración en tres películas es muy artificial (y en esta tercera entrega se añaden con calzador escenas pensadas para enlazar la acción con el inicio de El señor de los anillos: La comunidad del anillo [The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring, Peter Jackson, 2001]) y el deslucido resultado de la primera entrega no auguraba nada bueno. Pero creo que para los seguidores de la saga y aquellos que disfrutaron con La desolación de Smaug, esta tercera entrega es un digno broche final.
Estreno en las salas españolas el 17 de diciembre.