La magia de la melancolía
A principios de los 60, el rock and roll arrasaba mientras que el Music Hall dejaba atrás sus días dorados. El mundo se movía cada vez más rápido, la bonanza económica convertía el consumo en consumismo y la imagen personal cobraba cada vez más importancia. Eran tiempos en los que parecía que todo podía conseguirse con un simple chasquido de dedos.
Sylvain Chomet (Bienvenidos a Belleville) dirige con guión original de Jacques Tati (Monsieur Hulot, Mon Oncle) una tierna mirada sobre el declive de una manera de entender el mundo del espectáculo.
El ilusionista (L’Illusionniste) es una película prácticamente muda pero totalmente comunicativa, que narra las aventuras de Taticheff, un viejo mago solitario que recorre Europa acompañado de un conejo cascarrabias.
Tras dejar París y pasar por Londres, Taticheff llega a un pueblecito de Escocia dónde conoce a Alice, una joven que aún posee ingenuidad y capacidad de asombro. Entre Taticheff y Alice se establece una relación mágica, un precioso sueño, un tierno engaño que no podrá durar siempre.
De una pureza visual cautivadora, El Ilusionista es una película contemplativa, que se toma su tiempo para explicarnos la historia. Se detiene en los gestos, en los detalles, y consigue envolvernos en una atmósfera de melancolía contagiosa.
Con una belleza fuera de lo común nos explica el ocaso de unos cómicos, la historia de esas vidas eclipsadas que a momentos es tan triste como tremendamente divertida.
Una historia bella y sencilla que empuja a la reflexión y que deja el poso mágico de la ilusión. Sin lugar a duda, una película imprescindible.
Su estreno en las salas españolas es el 7 de Octubre.
