La opera prima del director americano Riley Stearns, Faults, es un gran ejemplo de lo que tendría que tener una película de estas características. Un presupuesto limitado, unos pocos actores y escenarios, lo común, pero con un guión muy atrevido y realmente diferente.
Ansel Roth (interpretado fabulosamente por Leland Orser) es un experto en sectas y cultos venido a menos que arrastra una serie de problemas personales que le pasan factura. En una de sus conferencias, un par de padres le piden ayuda para recuperar a su hija Claire (Mary Elizabeth Winstead) de las fauces de una secta llamada Fallas. El experto, endeudado necesita el dinero así que no puede negarse ante tal oferta, aunque no le venga en gana.
Considero que el arranque no termina de ser lo suficientemente interesante, más por su dirección que por su contenido… pero es algo que cambia en el momento en que Ansel y Claire se enfrentan encerrados en la habitación de un viejo motel por ver quién es capaz de convencer al otro de lo que está bien y mal. Preciso instante en que la película gana enteros.
Entre el thriller y la comedia cínica, Faults juega en tierra de nadie. Tiene muy poco de las típicas películas de líderes y adeptos. Siempre buscando la incertidumbre entre la verdad y la mentira, los personajes se cuentan cosas y actúan en función de lo que cree que será el siguiente paso del otro. Stearns construye una atmósfera extraña en la que parece que todo puede ocurrir y tú como espectador creer hasta la última palabra.
Aunque anteriormente he remarcado que se trataba de una producción primeriza, salvo por detalles, creo que muchas otras pelis indies tendrán mucho que envidiar de este original trabajo.
Película que he podido disfrutar durante el Americana Festival de cine independiente norteamericano 2015.
