Para bien o para mal y a pesar de contar con increíbles películas a sus espaldas, para muchos Keanu Reeves era el de Matrix, aunque para mí siempre fue Ted, un lastre que desaparece con la aparición del segundo capítulo de la saga que nos ocupa para ser el p*to John Wick.
El actor y director de unidades de especialistas Chad Stahelski debutaba en la dirección con John Wick (Otro día para matar) (2014) con guion original de Derek Kolstad, un estreno de acción con Keanu Reeves de 50 años como protagonista que pasó desapercibida en cartelera pero que ganó adeptos con el pasar de los años, tanto que en 2017 se estrena John Wick: Pacto de sangre (John Wick: Chapter 2) con expectación, y dos años después John Wick: Capítulo 3 – Parabellum (John Wick: Chapter 3 – Parabellum) como un acontecimiento cinematográfico a la altura de sagas más longevas.
Esta nueva película del asesino políglota John Wick arranca donde nos dejó en la anterior entrega, tras vengar la muerte de su perro en la primera entrega, recuperar su coche, cumplir la deuda de un pagaré sellado con sangre y ver como le ponen precio a su cabeza en el segundo capítulo, John Wick: Capítulo 3 – Parabellum nos lleva a verse en una situación que le obligará a escapar pero no por mucho tiempo y hasta aquí puedo decir.
Vuelta a un universo repleto de asesinos a sueldos, de pluriempleados que están a la mínima para coger un nuevo encargo de sangre, de vagabundos y palomas mensajeras rastreando la ciudad, de visitas al hotel Continental, lugar sagrado donde no se puede ejecutar encargos,… John Wick enriquece su mitología a cada capítulo que vemos, Capítulo 3 no decepciona, no solo conocemos más sobre el pasado del asesino supuestamente retirado, sino que lo hacemos disfrutando de más escenas de acción con coreografías sangrientas y crudas, que además no duda en ser la entrega más divertida y festiva de todas.
John Wick: Capítulo 3 – Parabellum cuenta de nuevo con Ian McShane, Laurence Fishburne o Lance Reddick, y se incorporan caras nuevas como Halle Berry, Anjelica Huston, Saïd Taghmaoui, Mark Dacascos o Asia Kate Dillon.
Como una suerte de nuevo James Bond, John Wick es un anti-héroe que sufre el mismo problema de tiempos, tanto está hoy en Estados Unidos como en Casablanca, Italia o Rusia sin cambiarse la camisa, pero no importa, la saga de John Wick es pura adrenalina como lo fue Bond en su momento, solo que para los tiempos que corren el espectador pide más. El fandom ha llegado a niveles que han surgido fanzines homenaje o se han editado cómics cuya traducción acaba de salir en España de la mano de Fandogamia.