Una noche, Tommy y Austin Tilden (Brian Cox y Emile Hirsch, respectivamente), padre e hijo que trabajan como forenses del condado, reciben el cadáver de una mujer desconocida (Olwen Kelly), descubierta en un crimen reciente. Ambos descubren que el misterioso cadáver está lleno de misterios imposibles. Y cuánto más descubren, más extraños fenómenos empiezan a tener lugar a su alrededor.
He de confesar que el tipo de historia que cuenta La autopsia de Jane Doe (The Autopsy of Jane Doe, André Øvredal, 2016), en la que se descubre el final de un suceso terrorífico y que los protagonistas han de investigar ya que les empieza a suceder lo mismo, siempre me ha gustado, así que al poco de iniciarse el film, ya estaba predispuesto a que me gustara. Y no me decepcionó a medida que se fue desarrollando. Los guionistas Ian B. Goldberg y Richard Naing construyen una sólida historia de terror que el director André Øvredal, el mismo que hizo Trollhunter (Trolljegeren, 2010), cuenta con gran destreza visual y delicioso (y diabólico) humor negro.
El misterio que rodea a Jane Doe (nombre usado para referirse a los cadáveres sin identificar, John Doe para los hombres) engancha al espectador en la primera mitad de la película. Empezando con el extraño crimen en que se descubre y siguiendo luego con los extraños descubrimientos que van haciendo los Tilden. Descubrimientos que contribuyen a crear una inquietante atmósfera. Luego, si esta primera mitad ha logrado enganchar al espectador y despertar su interés, la segunda mitad, en la que se desarrolla plenamente el terror, funcionará perfectamente y lo mantendrá atrapado hasta que lleguen los títulos de crédito.
Brian Cox y Emile Hirsch (La hora más oscura) tienen la difícil tarea de aguantar la película sobre sus hombros, sus interpretaciones son claves a la hora de mantener al espectador enganchado, ya que si no interesa lo que les sucede, el terror no funciona. Afortunadamente ambos están a la altura, en especial el genial Brian Cox. También se debería mencionar a la tercera protagonista, Jane Doe. Olwen Kelly es un cadáver fascinante, aunque no sabría decir si es mérito de la actriz o de la forma en que la filman. O de ambos.
Grandes interpretaciones, sólido guion y efectiva dirección convierten La autopsia de Jane Doe en un fantástico film de terror. Los fans del género no deberían dudar en asistir a esta escalofriante autopsia.
