Eli Roth produce para los fans del género esta película de invasión en pleno Halloween que llega con algo de retraso para aprovechar el tirón de la fecha, La casa del terror (Haunt, Scott Beck, Bryan Woods, 2019).
Harper (Katie Stevens) es convencida por sus amigas para salir a celebrar Halloween. Para acabar la noche por todo lo alto, el grupo decide visitar una casa del terror, de las que garantiza una experiencia extrema. Tan extrema que puede que no sobrevivan, ya que, sin saberlo, el grupo de amigos ha caído en manos de una banda de psicópatas.
Parece que cuánto más dependiente de las redes sociales se hace nuestra sociedad, más sedienta está de emociones fuertes y experiencias “reales”. De ahí la creciente popularidad de las escape rooms y, en Estados Unidos, de las casas del terror. Entre estas últimas han empezado a surgir las llamadas “casas del terror extremas”, cuyo mayor atractivo parece ser que es poner a sus clientes en situaciones de terror que se quedan a un paso de tener a un auténtico asesino persiguiéndoles. Por supuesto, ese es el argumento de la mayor parte de películas de terror ambientadas en este tipo de atracciones (?). Me refiero a películas como Hell Fest (Gregory Plotkin, 2018), Extremity (Anthony DiBlasi, 2018) o The Houses October Built (Bobby Roe, 2014).
La casa del terror comparte este mismo argumento de “casa del terror donde los monstruos son reales”, lo que quiere decir que comparte también varios de los problemas de títulos como Hell Fest. Es decir, que el desarrollo de los personajes se construye a base de mucho deambular sin rumbo y sustos falsos provocados por la atracción. Un desarrollo que puede hacerse algo tedioso, especialmente cuando los personajes, con la excepción de la clásica Final Girl que interpreta Katie Stevens, no son particularmente interesantes u originales. Tampoco ayuda que algunos parezcan sacados directamente de otras películas, como el Evan que interpreta Andrew Caldwell, que es casi exacto al Stooge de La noche de los demonios (Night of the Demons, Kevin S. Tenney, 1988), incluso Caldwell se parece físicamente al actor Hal Havins que hizo de Stooge en este clásico de culto.
Por suerte, cuando la acción arranca y los protagonistas descubren la pesadilla en la que se han metido, el film se hace mucho más interesante. Resultando muy entretenido cuando entra en modo survival horror, cambiando bosques y montañas por la casa del terror del título, construida por un grupo de psicópatas con su propia filosofía.
El desequilibrio entre la primera y la segunda parte de la película hace que el resultado final sea algo irregular y el film apele solo a los fans del género. Unos fans que disfrutarán del film si buscan algo sencillo que no sea una épica de dos horas y media. Es el tipo de película, y lo digo como cumplido, que uno encontraría en las estanterías de un videoclub, lejos de los estrenos más solicitados, para ver con amigos alrededor de una pizza. Y ahora tenéis la oportunidad de verla en pantalla grande.
