Preparad las máscaras y tened las armas a punto para La Purga Infinita (The Forever Purge, Everardo Gout, 2021). Quinta entrega de la franquicia creada por James DeMonaco que llega a nuestras pantallas para meternos de lleno en una violenta revolución.
La Purga, de nuevo instaurada por el partido NFFA, se pone en marcha convertida en una celebración. Al día siguiente, el matrimonio formado por Adela (Ana de la Reguera) y Juan (Tenoch Huerta) y la familia Tucker han sobrevivido felizmente a la Purga pero, cuando se creen fuera de peligro, descubren que grupos extremistas han decidido convertir el evento anual en algo permanente sin fin. El objetivo ya no es sobrevivir la noche sino ser capaces de seguir con vida hasta poder huir de la nueva América.
La franquicia de La Purga o La noche de las bestias, como era originalmente conocida en nuestro país, se basaba en una premisa cargada de posibilidades: en unos Estados Unidos alternativos un gobierno totalitario ha decidido que una noche al año el crimen sea legal, dando la oportunidad a sus ciudadanos de que den rienda suelta a sus peores impulsos. Inspirada por el episodio de la original Star Trek El retorno de los Arcontes, esta premisa ha sido utilizada por James DeMonaco, guionista de todas las entregas y director de las tres primeras, como una nada sutil alegoría política. Especialmente durante el mandato de Donald Trump, las películas iban incrementando los discursos y alegatos políticos, siempre bien empaquetados en una historia cargada de acción y violencia.
Esta nueva entrega no es distinta en este sentido. El mensaje político y las alegorías son tan sutiles como un puñetazo en la cara. Pero el film también está cargado de acción. Esta se traslada a un entorno rural, alejado de las grandes ciudades en las que hasta ahora habían transcurrido secuelas previas, lo que le da al film un aire de western. Además del cambio de escenario, se le añade la innovación de que esta vez la Purga no tiene un límite temporal, por lo menos para los extremistas que deciden por su cuenta que esto sea así. De todos modos, a pesar de los cambios e innovaciones, sigue la misma estructura de las películas anteriores: personajes desesperados que tienen que ir de A a B, enfrentándose a distintos locos asesinos por el camino.
De modo que lo positivo y lo negativo de esta secuela es lo mismo: es igual que las anteriores entregas. Con la diferencia de que el director Everardo Gout no tiene la misma habilidad que tenía James DeMonaco para imprimirle tensión y suspense a la historia. Aunque plantea un interesante escenario para la próxima entrega, si La Purga Infinita tiene suficiente éxito y despierta bastante interés como para justificarla.