La última película de Paul Haggis, entretiene y ¡de que forma!.
John Brennan (Russell Crowe) tiene un mujer (Elizabeth Banks) a la que quiere mucho, se aman. Pero un día llegan a la casa de ambos unos policías y detienen a la mujer acusándola de asesina, todas las pruebas la incriminan sin remedio…
Este thriller de suspense/acción es buen cine de factura americana. Todo muy profesional, funcional y serio en su ejecución empezando por los actores y continuando por todas las patas que hacen que una buena película no cojee. Miras un segundo de metraje y ya lo puedes decir, película americana. Con su fotografía americana y sus actores americanos… y su guión/moral americana.
Lo mejor de la película es que no es excesivamente peliculera en su planteamiento central, mantiene la realidad bastante ceñida al Mundo Real™ en su etapa de “desarrollo” con momentos realmente brillantes de cine con alto voltaje en el suspense, perdiendo poco a poco realismo debido a la emoción peliculera, la “necesidad” de pirotecnia y tensión cuando llega el clímax correquetepillo.
Para mí lo que hace bajar bastantes puntos es ver como el bueno Russell Crowe se esfuerza de verdad por intentar sacar de la cárcel a su pareja… cuando ella es culpable. Defiende que el amor – irracional – está por encima de la ley… pero es raro porque durante toda la película el -ciudadano modelo- Russell no fuma y por lo tanto no es malvado… (evidentemente el malvado que se escapa de la cárcel – Liam Nesson- y aconseja a nuestro sufrido protagonista SI fuma) algo no encaja aunque quien sabe si han ido más allá y han arriesgado, todo es posible.
(SPOILER SOBRE EL FINAL DE LA PELI) Llega el final y se sacan de la manga que la mujer es inocente… ¡Toma ya! ¡Qué pena! Nada de riesgos, aunque juguemos la gran mayoría del metraje en el -supuesto y más interesante- lado oscuro y volvamos a lo políticamente correcto cuando faltan cinco minutos para el comienzo del fin, los créditos.
