Tras un día extremadamente malo, la estresada Amy (Mila Kunis) decide dejar de intentar ser una madre perfecta y convertirse en una mala madre junto a sus compañeras de borrachera Carla (Kathryn Hahn) y Kiki (Kristen Bell). Pero su nueva actitud pronto la convertirá en enemiga de la asociación de padres que preside la maléfica Gwendolyn (Christina Applegate).
Escrita y dirigida por Jon Lucas y Scott Moore, Malas madres (Bad Moms, 2016) es lo que los críticos de la vieja escuela llamaban “una comedia de sal gruesa”. Toda vulgaridad y salida de tono es bienvenida, apartándose ligeramente de lo que podría ser la típica comedia veraniega. Aunque la mayor diferencia es que normalmente este tipo de comedias está protagonizado por hombres actuando de forma estúpida y Malas madres está protagonizada por mujeres actuando de forma estúpida, siguiendo el estilo de films como La boda de mi mejor amiga (Bridesmaids, Paul Feig, 2011). Estupidez diferente, misma diversión.
La película sigue la estructura básica creada por la clásica obra maestra Desmadre a la americana (Animal House, John Landis, 1978), en la que unos desmadrados protagonistas se enfrentan a unos estirados antagonistas. Un planteamiento básico que hemos visto infinidad de veces aplicado en diferentes ambientes, como campamentos de verano, en Los incorregibles albóndigas (Meatballs, Ivan Reitman, 1979), campos de golf, en El club de los chalados (Caddyshack, Harold Ramis, 1980), y múltiples veces en la universidad, como por ejemplo en La revancha de los novatos (Revenge of the Nerds, Jeff Kanew, 1984).
Tal vez es por eso que los momentos menos interesantes de la película tienen que ver con la trama principal y la mayoría de las carcajadas las provocan las escenas que comparten Mila Kunis, Kristen Bell y Katryhn Hahn simplemente dejando que sus personajes actúen e interactúen. Aunque tal vez el momento más interesante es cuando las actrices y sus respectivas madres comparten anécdotas de su vida durante los títulos de crédito finales. De todas ellas, me hizo particular gracia Christina Applegate contando como su madre la llevó, cuando tenía nueve años, a ver A la caza (Cruising, William Friedkin, 1980) porque su madre era fan de Al Pacino (los que conozcan el film supongo que ya se imaginarán porque me hizo gracia la idea de una niña de nueve años viendo este clásico).
Malas madres no es una comedia revolucionaria ni un nuevo clásico. Sí es una buena película para pasar un rato lejos del calor sin preocupaciones. Aunque si no os hacen reír como a mí frases del estilo “ese sujetador será la muerte de tu vagina”, es posible que no sea vuestro estilo de comedia.
Estreno en las salas españolas el 29 de julio