Sophie (Ruby Barnhill) es una huérfana que una noche descubre la existencia de un gigante (Mark Rylance). Éste decide llevársela con él por miedo a que lo exponga y eso signifique su fin. En la Tierra de los Gigantes, Sophie descubre que su amigo gigante es despreciado por los otros gigantes ya que se niega a comer niños.
Mi amigo el gigante (The BFG, Steven Spielberg, 2016) recuerda a una abuela comprando ropa a su nieto, convencida de que es una ropa maravillosa y preciosa, pero será una ropa que su nieto seguramente odiará. Visualmente tiene un aspecto fantástico, los efectos especiales que dan vida a los gigantes son muy realistas. Pero el film no dura dos horas porque sucedan muchas cosas o tenga una historia llena de aventuras, sino por la lentitud con la que nos explica una historia bastante sencilla.
Una lentitud que nos dice que los cineastas están encantados y enamorados con el mundo creado por Roald Dahl, exprimiendo cada secuencia y alargando cada momento mágico hasta que este mundo fantástico resulta tedioso y aburrido.
Con todo el talento que hay detrás y frente a las cámaras, la brillantez técnica de la que hace gala el film y la indudable maestría de Spielberg con la cámara, Mi amigo el gigante resulta doblemente decepcionante. Se tiene la sensación de que los cineastas han hecho esta película para su propio disfrute, olvidándose del público al que en teoría va dirigida la película. Cuesta de imaginar que este film logre mantener en sus asientos a los niños que vayan a verlo. Por lo menos durante dos horas.
Ya he mencionado que la película anda sobrada de talento. El poderío de Spielberg hace posible que actrices como Rebecca Hall acepten hacer pequeños papeles, así como tener a talentos como Jemaine Clement (de Flight of the Conchords) y Bill Hader interpretando a los gigantes usando la voz y la captura de movimiento. Tanto talento también hace que el pobre resultado final resulte aún más desconcertante.
Al contrario que sucede con las películas de la Pixar, esta no es una película que vayan a disfrutar niños y adultos por igual. La disfrutarán adultos pensando que les gustará a los niños. Los adultos que la lleguen a disfrutar, claro. Para el (más o menos) adulto que esto escribe, Mi amigo el gigante resultó una demasiado larga y tediosa experiencia.
Estreno en las salas españolas el 8 de julio
