Cine

Mientras duermes

Me cuesta una barbaridad escribir sobre Mientras duermes porque Jaume Balagueró me cae bien y parece un tipo afable y valoro y aprecio su filmografía. Sus dos cortos Alicia (1994) y Días sin luz (1996) contenían buenas guarradas visuales, y aunque no llegaban al extremo de Aftermath (Nacho Cerdà, 1994), quedaba claro que había que seguirle la pista a ese cineasta fascinado por la menstruación y el bondage familiar. Cuando presentó Los sin nombre (1999), los aplausos tenían que llegarle sin condiciones. Sólo por esos minutos iniciales con aires de Seven (1995) y esa estupenda fotografía de Xavi Giménez, ya valía la pena dejarse llevar por todo el mal que desprendía aquella secta. Llegaron Darkness (2002) y Frágiles (2005), cintas de las que apenas recuerdo nada, pero que confirmaban la coherente trayectoria de un Balagueró que podía competir a nivel internacional con sus colegas de género. Dejando aparte sus dos incursiones televisivas que no he visto, por salud mental (OT, la película, 2002) y por descuido (Para entrar a vivir, 2006), llega el mayor éxito con Rec (2007), y uno no pudo hacer más que alegrarse y compartir  el festín gore que Balagueró y Paco Plaza nos regalaron en aquel edifico. Con Rec 2 (2009) algunos nos frustramos con todo el segmento de los adolescentes y ese giro de trama a lo Hidden (1987). Pero como leo que a muchos les encanta, incluso más que la primera, será mejor que me calle y deje divertirse a los afortunados que pudieron disfrutar con esa secuela. Y le toca el turno a Mientras Duermes y veo que no me voy a poder librar de todo esto. Uf.

Mientras duermes

Me cuesta una barbaridad escribir sobre Mientras duermes porque no me ha entusiasmado y lo último que quiero es pecar de condescendiente. Además, Underbrain tuvo el placer de visitar el rodaje, por lo que no me encuentro cómodo escribiendo sobre una cinta simpática que ojalá me hubiera fascinado. Preferiría no seguir escribiendo pero el amigo Bouman ya sabe que un servidor debía ver este título por motivos paranoicos y extra oficiales. Cualquier día me invitan a un café y se lo cuento. Sigamos con la justificación. No soy crítico de cine y ni tan siquiera leo a los críticos de cine. Miento. En ocasiones no puedo evitar leer a Carlos Boyero en sus crónicas festivaleras. Su demoledor estilo, dile honesto dile maleducado, hace que me acerque por curiosidad y morbo cada vez que estrena Almodóvar y otras fobias de Boyero. Pero por lo general, no me importa en absoluto lo que alguien pueda escribir sobre algo que uno quiere visionar. Así que si ya tenían previsto ir a ver Mientras duermes háganlo y no escuchen ni lean a nadie. La taquilla española lo agradecerá. Miren el poster en que aparece Luis Tosar sonriendo con malicia e imagínenlo en un thriller de los años 90. Visualicen mujer soltera blanca busca y similares. Para bien o para mal. Si han estado un poco atentos, a estas alturas ya sabrán que se trata de un thriller psicológico y no una película de terror. Hay sustos a base de los habituales ¡tachán!, pero no busquen zombis ni infectados ni demasiado gore porque lo único que van a encontrar será a un portero infeliz dedicado a putear minuciosamente al personal del edificio. Vendría a ser como el fragmento de Amelie (2001) en el que la chica de Montmartre invade el piso del verdulero imbécil para trastocarle toda su vida. Todo ello con Luis Tosar espiando a una Marta Etura como flower power y Alberto San Juan haciendo de Alberto San Juan. Aunque si nos empeñamos en buscar otro argumento similar, debemos retroceder hasta Chungking Express (1994), con esa bella muchacha de cabello corto que manipulaba, esta vez para bien, todo el piso del policía del que está enamorado. Ah, qué tiempos aquellos en que Wong Kar-Wai fascinaba. En este preciso instante, los poderosos accioncitas de Underbrain Magazine me llaman la atención y me amenazan con serias represalias si no finiquito todo esto de una vez. Parpadeo y la crítica cambia de estructura para pasar a resumir algunos aspectos de Mientras Duermes.

Muy bien: Alberto San Juan sale poco.

Bien: El chantaje de la niña Úrsula (Iris Almeida) hacia el portero infeliz.

Regular: Considerar el final como arriesgado y valiente. ¿Estamos en 2011 o en 1991?.

Preocupante: El joven Lucas Vidal compone la música de este thriller y no duda en sablear al gran Alexandre Desplat y su genial composición para Birth (2004) de Jonathan Glazer.

Mal: El argumento del film me recuerda que, al igual que este portero, algunos imbéciles sólo son felices ante la miseria de los demás. Tomemos nota y acabemos con las personas tóxicas. Críticos incluidos.

Su estreno en las salas españolas es el 14 de Octubre.

© Imagen: Filmax