Zach (Dylan Minnette) acaba de mudarse a Madison, Delaware, junto a su madre Gale (Amy Ryan). Muy pronto descubre que tiene una guapa vecina, Hannah (Odeya Rush). Zach intenta salvar a Hannah de lo que parece un padre abusador con la ayuda de su amigo Champ (Ryan Lee). Pero Zach no podría estar más equivocado: el padre de Hannah es R. L. Stine (Jack Black) y lo único que Stine quiere es mantener encerrados en sus libros los monstruos que creó con su imaginación. Sin embargo, los monstruos se liberan y los cuatro tendrán que detenerlos antes de que destruyan Madison.
Pesadillas (Goosebumps, Rob Letterman, 2015) se basa en una serie de libros para niños escritos por R. L. Stine, bastante populares, especialmente en Estados Unidos, durante los años 90, sobre los cuales también se hizo una serie de televisión. El argumento de la película es casi un cruce entre En la boca del miedo (In the Mouth of Mandes, 1994) de John Carpenter y Jumanji (Joe Johnston, 1995), un planteamiento que resulta interesante en un principio, pero no se acaba de explotar.
Es un film que, en diversas escenas, uno desearía que hubiera caído en manos de Joe Dante, un director capaz de construir películas juveniles pero con un toque más oscuro e imaginativo. Pesadillas no crea emoción ni suspense, ya que queda claro que no hay un peligro “real” para los protagonistas o la gente de la ciudad. Pero, una vez dicho esto, eso no quiere decir que sea una mala película ni mucho menos. La comedia es la fuerza que impulsa la película y ayuda a que uno acabe pasando un buen rato con ella (he de confesar que fui el único en el pase de prensa que se rió con una referencia a los laserdiscs).
Si sentís algún tipo de nostalgia por estos libros (no es mi caso) es posible que el film sea una experiencia mucho más divertida que para alguien que no los conoce. También es una película ideal para llevar a vuestros hijos y/o sobrinos. Si no sois nostálgicos ni tenéis pequeños a los que llevar, todo dependerá de vuestro sentido del humor.
