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Saga: Rambo

Pocos personajes como John Rambo son tan conocidos y tan desconocidos al mismo tiempo. Icono del cine de acción, usado como símbolo político, muchos prejuicios pesan sobre el personaje y las películas que ha protagonizado, unos justificados y otros no tanto. En este artículo haremos un repaso a la saga Rambo y veremos hasta que punto son válidos los juicios de los que, desde distintas perspectivas, ha sido objeto.

Saga: Rambo

Acorralado

Acorralado

(First Blood, Ted Kotcheff, 1982)

Puede que sea una sorpresa para muchos, pero Rambo tiene un potente origen literario. El canadiense David Morrell viajó a Estados Unidos para ejercer como profesor universitario mientras completaba su doctorado a finales de los años 60, cuando la vida universitaria y todo el país se encontraba en un periodo muy convulso debido a la guerra de Vietnam, los disturbios raciales y la lucha por los derechos civiles. Morrell observaba toda esta revuelta realidad, que llegó al punto álgido con los estudiantes muertos por policías en Kent State, intentando asimilar lo que estaba sucediendo en el país. Mientras Morrell veía en televisión a las fuerzas del orden apalear estudiantes se preguntó qué pasaría si uno de esos estudiantes resultase ser un experto luchador. La semilla de una potente historia empezó a germinarse. Además de la volátil situación social, otra fuente de inspiración para Morrell fue un grupo de estudiantes a los que enseñaba que habían regresado de la guerra Vietnam, todos ellos atravesando lo que hoy se conoce como trastorno de estrés postraumático, TEPT, pero entonces era algo desconocido. Estos estudiantes le recordaron a Morrell al actor y héroe de guerra Audie Murphy. Murphy había llevado a cabo numerosas heroicas misiones, matando unos 240 soldados enemigos. Sin embargo, su reincorporación a la vida civil fue bastante complicada, protagonizando distintas violentas situaciones. De nuevo, Morrell pensó: ¿y si uno de estos policías que apaleaban estudiantes se tropezara con Audie Murphy? Y así nació Primera sangre.

Publicada por primera vez en 1972, Primera sangre fue un gran éxito tanto de lectores como de crítica. Cargada de acción de principio a fin, llena de tensión y suspense, la novela era (y sigue siendo) una potente alegoría de lo que sucedía en Estados Unidos. El veterano de Vietnam Rambo, que representaba a la combativa juventud de entonces, es acosado por el sheriff de pueblo Teasle, que representaba la anterior generación, el establishment. ¿El crimen de Rambo? Tener el pelo largo y llevar barba. Los maltratos a los que es sometido Rambo provocan que algo estalle dentro de él iniciando una guerra personal contra el pueblo. Para intentar arreglar las cosas, Teasle contacta con el coronel Sam Trautman, cuya figura representaba el gobierno americano, responsable del entrenamiento de Rambo. La novela va saltando entre el punto de vista de Rambo y Teasle, provocando que se haga borrosa la línea entre héroe y villano.

La novela tuvo un gran impacto, incluso empezó a enseñarse en los institutos, así que era inevitable que se adaptara al cine. Sin embargo, el proyecto fue saltando de director en director, entre ellos Richard Brooks y Sydney Pollack. En algunos proyectos Teasle era el héroe y Rambo el villano y viceversa. Finalmente, diez años después de que se publicara la novela, la adaptación cinematográfica se puso en manos del director Ted Kotcheff, con Sylvester Stallone como Rambo (que ahora tenía primer nombre y letra: John J. Rambo) y Brian Dennehy como el sheriff Teasle. Kotcheff había dirigido anteriormente una brillante película cargada de crítica social, que era un análisis de la sociedad australiana, con temas parecidos a los de Acorralado y también una adaptación de una novela: Despertar en el infierno (Wake in Fright, 1971).

Sylvester Stallone como Rambo

La adaptación de Primera sangre corrió a cargo de Michael Kozoll y William Sackheim, pero fue Stallone el que le dio forma para convertir a Rambo en el héroe. De ahí el monólogo en el clímax, después de pasarse la película sin apenas decir nada. La insistencia de Stallone en el monólogo hizo que Kirk Douglas rechazara el papel de coronel Trautman, ya que se veía a si mismo como el protagonista, y que el papel fuera interpretado por Richard Crenna. La actitud de Stallone estaba justificada por el hecho de que se jugaba mucho en el papel: hasta la fecha todas las películas que había protagonizado, que no formaban parte de la franquicia Rocky Balboa, no habían funcionado en taquilla. Stallone, cuyo aspecto físico es mucho más “normal” que en las musculadas entregas posteriores, lo dio todo para crear un personaje memorable.

Otro cambio destinado a hacer más simpático el personaje de Rambo es que, en la película, no mata a nadie, mientras que en la novela se deshace de varios atacantes de forma mortal sin problemas. Esto influyó también en el final. No se optó por el final de la novela, demasiado brutal imagino. Pero en el final original de la película, luego eliminado, Rambo se suicidaba, lo cual también se consideró demasiado oscuro. Además, tampoco encajaba con el tono del film y el personaje tal y como lo había interpretado Stallone.

El film fue un gran éxito y es fácil entender porqué se ha convertido en un clásico. Fantásticas interpretaciones, tensión y acción de principio a fin, el film resonó con los espectadores. Mientras se habían hecho bastantes cambios, se conservaba algo de la alegoría de la novela, con Rambo convertido en una figura que se defiende cuando la autoridad le ataca sin motivo. Cuando la novela se publicó en 1972, todavía era habitual que si un hombre se dejaba el pelo largo y barba fuera atacado, detenido o insultado. Para cuando se estrenó la película en 1982 no era el caso, así que todavía queda más injustificada la razón por la que Teasle la toma con Rambo. Se hace así más patente el subtexto antisistema de esta historia sobre un hombre que se enfrenta a todo un pueblo.

El éxito también hizo inevitable que se hiciera una secuela, que acabaría convirtiendo a Rambo en un icono pop.

Rambo: Acorralado – Parte II

Rambo: Acorralado – Parte II

(Rambo: First Blood Part II, George P. Cosmatos, 1985)

Es con esta entrega que Rambo se convirtió en un icono. Si la primera fue un éxito, el impacto de Rambo: Acorralado – Parte II fue gigantesco.

El guion de la secuela fue dando diversas vueltas, hasta que James Cameron le dio forma definitiva. Sin embargo, Sylvester Stallone no estaba satisfecho, ya que le parecía que la acción empezaba demasiado tarde, así que se encargó de la reescritura final. Teniendo esto en cuenta, resulta interesante comparar el guion que escribió Cameron para esta película y el que escribió para Aliens: El regreso (Aliens, James Cameron, 1986), ya que ambos tienen varios puntos en común. Que Stallone se encargara del guion explica los cambios en el personaje, pero estos cambios vienen provocados también por los cambios sociales y económicos en Estados Unidos.

Los años 80 en Estados Unidos son considerados años de materialismo y exceso. Es la década en que el cine de acción entra en su etapa más exagerada y caricaturesca, en la que se hace gala de una virilidad desaforada que se traduce en montañas de músculos. Es la época dorada de Stallone y Arnold Schwarzenegger, estrellas del cine de acción de mentalidad conservadora.

Mientras el Rambo de Acorralado tiene un aspecto humano, aquí aparece convertido en un musculoso mastodonte. Mientras en la anterior entrega nos presenta a un hombre que odia lo que es y odia tener que usar la violencia, aquí se nos presenta con la imagen que más se asocia con el personaje: alegremente eliminando soldados rusos y vietnamitas con una enorme ametralladora. Una imagen que en aquel momento tenía un poderoso efecto catártico: después de años de dramas y traumas, de El cazador (The Deer Hunter, Michael Cimino, 1978) y de Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), ahora se iba a volver a Vietnam y se iba a ganar. Y ganar era la clave en los 80.

Fue en esta época que el presidente Ronald Reagan adoptó Rambo como modelo a seguir en la política exterior en una conferencia de prensa. Esto hizo que se reforzara la imagen del personaje como héroe conservador, maniqueo. Pero en el film, Rambo sigue manteniendo una actitud antisistema y el gobierno está representado como corrupto e ineficaz.

Rambo: La fuerza de la libertad

La popularidad del personaje en aquel momento hizo también que se pusiera en marcha una obviamente polémica serie de dibujos animados: Rambo: La fuerza de la libertad (Rambo: The Force of Freedom, 1986). Sí, este personaje protagonista de muy violentas películas protagonizó también una efímera serie de animación, que unía a Rambo, siempre a pecho descubierto, con un grupo llamado La fuerza de la libertad para enfrentarse a toda una serie de malvados villanos. La polémica y la baja calidad hicieron que la serie durara solo una temporada, lo justo para que se pusieran también a la venta una serie, igualmente polémica, de juguetes.

Esta nueva visión del personaje provocó que la novela de David Morrell dejara de estudiarse en los institutos. Morrell, sin embargo, pudo recuperar parte del personaje cuando se le ofreció escribir la novelización de la película, ya que tenía firmado un contrato en el que se especificaba que él era el único autorizado a escribir libros con el personaje. Morrell hizo algo muy interesante: combinó el guion de James Cameron, el de Sylvester Stallone y temas de su propia cosecha para crear algo que es más una novela que una simple novelización.

Rambo 2

Dejando la política a un lado, lo cierto es que Rambo: Acorralado – Parte II es un entretenido film de acción. Espectacular, deja al espectador satisfecho con su orgía de explosiones y tiroteos gracias al buen trabajo del director George P. Cosmatos, que volvería a reunirse con Stallone en Cobra, el brazo fuerte de la ley (Cobra, 1986). Este es el punto álgido de la saga.

Cartel de Rambo III

Rambo III

(Peter MacDonald, 1988)

Si la segunda entrega es el punto álgido de la saga, en Rambo III somos testigos de su rápida caída en desgracia. De héroe a caricatura, esta tercera entrega es más interesante como objeto histórico que por su calidad cinematográfica. Esta es la entrega en la que Rambo lucha al lado de los talibanes.

El éxito de la segunda entrega inmediatamente puso en producción otra secuela. Primero se pensó en llevar la acción a las selvas de Centroamérica, pero luego, para aportar algo de variedad, se decidió rodar en el desierto y enlazar la trama con la incursión rusa en Afganistán. El conflicto, iniciado en 1979, cómo había degenerado y las atrocidades que estaba llevando a cabo el ejército ruso, eran factores que daban pie a realizar un paralelismo entre la guerra de Vietnam y la guerra en Afganistán. O al menos esa era la intención original del ambicioso primer guion, que sirvió para apodar la producción Rambo de Arabia. Sin embargo, a pesar de la colaboración del ejército israelí para ceder tanques y otros vehículos armados, el guion de Sylvester Stallone y Sheldon Lettich tuvo que ser reducido diversas veces para poder recortar el presupuesto. A pesar de todo, el film costó unos 63 millones de dólares, a los que había que sumar los costes de promoción. Eso la convertía en la película más cara que se había rodado hasta la fecha, lo que hizo que su fracaso en taquilla en Estados Unidos fuera muy sonado, aunque se las arregló para recaudar 189 millones de dólares.

Este fracaso en taquilla tiene varias explicaciones. Primero, los tiempos estaban cambiando. Rambo, en su faceta más musculosa y sobrehumana, se había convertido en una caricatura, el símbolo de un cine de acción que ya empezaba a estar pasado de moda. Luego, Rusia se retiró de Afganistán poco antes de que se estrenara la película en cines, así que la visión maniquea que ofrecía Rambo III resultaba inverosímil a los espectadores, además de que generó muchas críticas. Finalmente, uno de los más evidentes factores que hicieron que fracasara en taquilla: no es una película muy buena.

Seguro que no habías imaginado a Rambo en caballo

Como ya he dicho, la necesidad de reducir el guion en un intento de rebajar el desorbitado presupuesto hizo que la historia fuera reducida a lo más básico. Desaparecieron personajes y tramas que habrían ayudado a darle una mayor entidad a la historia, que ahora se había visto simplificada a un ya algo tedioso desfile de escenas con Rambo matando rusos. Es posible que si Russell Mulcahy no hubiese abandonado la producción por las clásicas diferencias creativas, tal vez hubiese podido hacer algo con la simple historia, pero el debutante Peter MacDonald, el director que sustituyó a Mulcahy, no era muy imaginativo visualmente.

Para imaginar lo que podría haber sido la mejor versión de Rambo III, se puede, de nuevo, acudir a la novelización que escribió David Morrell. Esta adapta y expande la primera y mejor versión del guion. Morrell consiguió, por segunda vez, escribir una novelización que parece más una novela.

En Rambo III encontramos la versión más ridícula y tópica del personaje. La que se utiliza en parodias, la que alimenta los prejuicios contra el personaje.

John Rambo
John Rambo (Rambo, Sylvester Stallone, 2008): Versión cinematográfica/Montaje del director

La década de los 90 y los primeros años del siglo XXI no fueron muy buenos para la carrera de Sylvester Stallone. Para la estrella del hiperbólico cine de acción de los 80 no había sido fácil la transición hacia el cine más moderado de los 90. Salvo algún éxito solitario, la mayoría de las películas que protagonizó Stallone durante esta época no funcionaron en taquilla.

Todo el mundo daba por muerta la carrera de Stallone cuando el actor consiguió resurgir de las cenizas a lo grande con Rocky Balboa (Sylvester Stallone, 2006). Contra todo pronóstico, la película fue un gran éxito de taquilla y público, resucitando la carrera de Stallone. El éxito de Rocky Balboa aplanó el camino para el regreso del veterano de Vietnam más famoso del cine. John Rambo fue otro sorprendente éxito de crítica y público.

La clave del éxito de esta cuarta entrega fue volver a las raíces. Mirando en retrospectiva las secuelas, Stallone sentía que glorificaban demasiado la violencia y quiso hacer una película que regresara a la concepción del personaje en la primera Acorralado. Un ser atormentado que intenta suprimir sus impulsos violentos y que odia lo que la guerra ha hecho de él. El film también llamaba la atención sobre un conflicto actual: la guerra de Birmania.

En esta ocasión, Rambo va a rescatar un grupo de voluntarios cristianos hechos prisioneros. En concreto, Sarah, personaje que interpretó Julie Benz, por la que siente admiración por su honestidad y bondad interior. Un personaje que, para Rambo, representa todo aquello que le hubiera gustado ser y no puede. A Rambo lo acompaña un grupo de mercenarios, considerados necesarios para que el público creyese la acción en pantalla. Ya quedaban lejos los días en los que Rambo se podía enfrentar a todo un ejército solo.

Aunque la intención de Stallone era realizar un film con algo más de introspección y emoción que las anteriores secuelas, John Rambo es una película cargada de sangrienta violencia. Una acción violenta que se aleja de la gloriosa y explosiva acción de los 80. Y es en la representación de esta violencia donde hay más diferencias entre el montaje del director y la versión cinematográfica. Hay secuencias entre ambas versiones que se distinguen por la manera más o menos explícita de representar escenas violentas, siendo la versión cinematográfica más explícita. La razón de ello, irónicamente, es que es lo que el público esperaba y se veía más seguro el éxito así. En el montaje del director también hay más escenas dramáticas e introspectivas, que hacen más explícita la búsqueda de Rambo por la redención y la manera de escapar del pasado.

En ambas versiones, John Rambo es una notable película de acción que redime a un personaje que se había alejado demasiado de su origen. Parecía una manera perfecta de cerrar la saga, pero parece que aún había una historia más que contar.

Rambo: Last Blood

Rambo: Last Blood

(Adrian Grunberg, 2019)

Durante años, la posibilidad de una nueva entrega de la saga Rambo se había discutido sin ir más allá de los rumores. Uno de los más notorios era una secuela en la que Rambo se enfrentaba a una especie de monstruo en los bosques. También se discutió la posibilidad de hacer una serie de televisión, protagonizada por un Rambo joven. Cuando finalmente se anunció que se iba a rodar una nueva entrega, en la que Rambo se enfrentaría a un cartel de narcotraficantes, muchos temieron que, conociendo las tendencias políticas de Sylvester Stallone, esta nueva entrega acabaría siendo el Rambo de Trump. Me alegra decir que no es así y podéis leer aquí la reseña completa de Rambo: Last Blood para comprobarlo.

Esta última entrega sirve para que Rambo cierre el círculo iniciado en Acorralado, despidiendo el personaje como se merece.