Si los emos y las adolescentes de hormonas revolucionadas podían reclamar como suya la saga Crepúsculo, ahora los hipters ya tienen su película de vampiros: Sólo los amantes sobreviven (Only Lovers Left Alive, Jim Jarmusch, 2013).
Adam (Tom Hiddleston) es un viejo vampiro con la apariencia del Sandman de Neil Gaiman y Sam Kieth que se siente algo deprimido y cansado de la no-vida. Su esposa Eve (Tilda Swinton), en ese momento viviendo en Tánger, se da cuenta de que Adam no se siente bien y acude a su lado. Todo va bien hasta que la hermana de Eve, Ava (Mia Wasikowska), altera la existencia de la pareja.
Cada vez que un cineasta independiente se pone a filmar una cinta de vampiros parece que el resultado será un film pretencioso y pedante que no aportará nada nuevo. Ejemplos de ello son Nadja (Michael Almereyda, 1994) y The Addiction (Abel Ferrara, 1995), y Solo los amantes sobreviven no es diferente. Durante la primera hora de película, Jarmusch se dedica a retratar la vida de estos dos vampiros, una excusa para hacer mil y una referencias y homenajes (espero que por lo menos esta película sirva para que aumenten las ventas de la soberbia La broma infinita). Si bien tanto las interpretaciones de Hiddleston y Swinton son fantásticas, al final uno se acaba cansando de tanto guiño y tanto comentario pedante. No me cabe duda de que Jarmusch es un hombre culto con muy buen gusto, ahora, por favor, ¿podría contarnos algo, lo que sea, en esta película?
El film parece despertar cuando hace acto de presencia la Ava de Wasikowska, pero su papel es demasiado breve. De hecho, cuando Ava les dice a Eve y Adam que son un par de esnobs pretenciosos uno no puede evitar darle la razón y desear seguirla adónde sea que vaya. La película que protagoniza Ava parece de lejos mucho más interesante que la protagonizada por Eve y Adam.
Si bien se puede interpretar como una alegoría de la inmortalidad del arte y la banda sonora es realmente fantástica, Sólo los amantes sobreviven es un film tedioso y soporífero. Aunque Jarmusch añade algún toque de humor, que parece insinuar que en realidad está parodiando a los hipsters, el hecho de que la música que es continuamente alabada en el film sea interpretada por el propio grupo de Jarmusch invalida el argumento.
Para cuando los protagonistas sueltan sus últimos comentarios pedantes y se acaba la película, el espectador (por lo menos, este espectador) se ve por fin liberado y puede escapar de estos vampiros ultra-cools. Si Jarmusch intentaba que hacer que los espectadores de Sólo los amantes sobreviven experimenten el tedio de la inmortalidad, desde luego que lo consiguió.
Estreno en las salas españolas el 13 de junio.