Como indica su título, Spiderman regresa a casa, a los estudios Marvel, en la nueva Spider-Man: Homecoming (Jon Watts, 2017), tras llegar a un acuerdo con Sony. La maniobra, propiciada por la debacle que supuso The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro (The Amazing Spider-Man 2, Marc Webb, 2014) y el escándalo del pirateo de Sony supuestamente llevado a cabo por Corea del Norte, ha hecho realidad el sueño de muchos fans: ver a Spiderman integrado en el universo cinematográfico de la Marvel.
Cuando se trata de introducir nuevos personajes, las dos grandes editoras de superhéroes seguían dos caminos: directamente introducían una nueva colección o presentaban al personaje en una colección para llamar la atención de los lectores. Los estudios Marvel han seguido una estrategia parecida a la segunda opción con “su” Spiderman, que fue introducido en la fantástica Capitán América: Civil War (Captain America: Civil War, Anthony Russo, Joe Russo, 2016), creando así una mayor expectación e interés para el estreno de la película del héroe arácnido en solitario.
Por ello, Spider-Man: Homecoming arranca con un recordatorio de esta entrada en el universo Marvel pero contada desde el punto de vista del joven Peter Parker, encarnado en esta ocasión por Tom Holland. Para seguir luego introduciéndonos en el mundo de Peter Parker, en el que de forma paralela se adivina la amenaza del Buitre, un excelente Michael Keaton. El film corrige los errores cometidos desde la decepcionante Spider-Man 3 (Sam Raimi, 2007) y no hay una sobrepoblación de villanos: el Buitre simplemente se ve acompañado por el Conmocionador, un villano de segunda en los cómics interpretado aquí por Bokeem Woodbine, con lo ambos son presentados y evolucionan al mismo tiempo, pero el Buitre es claramente la amenaza principal. De este modo, el film tiene espacio para que los personajes que representan el mundo de Peter Parker tengan suficiente tiempo en pantalla para poder ser desarrollados de forma correcta. Si algo distinguía los cómics de la Marvel de los de la DC, es que la Marvel ancló su universo en “el mundo real” y enfatizó las vidas personales y cotidianas de sus héroes. Esto fue especialmente destacado en la serie protagonizada por Spiderman, en la que lo que le sucede a Peter Parker en su día a día es tan importante como sus aventuras como intrépido trepamuros.
Este aspecto de “culebrón” influye en que la acción tenga repercusiones importantes y resulte más impactante en el héroe, aunque no trate de salvar al mundo de la destrucción. Puede que las apuestas no sean altas a nivel mundial o cósmico, pero sí lo son emocionalmente.
Muchos ya saben que esta no es una historia de origen. Cuando se presentaba a Spiderman en Civil War, era ya con sus poderes adquiridos. Tampoco aparece el momento en que tío Ben es disparado por un ladrón que Peter Parker podría haber detenido si no hubiera actuado como un adolescente con humos. Tras dos películas contando el origen del héroe, imagino que el estudio pensó no era necesario hacerlo de nuevo (diversas series de animación actuales han acercado el personaje a los más pequeños que tal vez no han visto estas películas). Además, ciertos detalles de cómo actúa la nueva tía May, una estupenda Marisa Tomei, insinúan que en próximas entregas se tratará la muerte de tío Ben con detalle. Pero dejando esto de lado, el film tiene una estructura “de origen”, aunque no en el sentido tradicional. Porque vemos como Spiderman se convierte en un héroe a través de las experiencias que sufre en la película. Por tanto, sí que vemos como Peter Parker se convierte en Spiderman, aunque no veamos como le pica una araña radioactiva.
La integración de Spiderman en el universo Marvel también explica la presencia de Robert Downey Jr. como Tony Stark, alias Iron Man, ejerciendo de padrino/tutor de Peter Parker. La relación que se establece entre ambos es un reflejo de la relación que tuvieron ambos personajes en la colección del trepamuros antes de la Civil War de los cómics. Otro guiño importante a los cómics es el homenaje de un famoso momento en la vida de Spiderman que tuvo lugar en The Amazing Spider-Man nº 33 (de la edición americana).
El anterior párrafo seguramente hace evidente mi nada disimulado interés por los cómics de superhéroes y por Spiderman en particular, del cual soy lector desde que era pequeño. Eso implica que, normalmente, las adaptaciones cinematográficas de estos personajes no guardan muchas sorpresas para mí, ya que parten de material con el que estoy familiarizado. Sin embargo, los cineastas de Spider-Man: Homecoming lograron sorprenderme en alguna ocasión y cogerme desprevenido, por ello aprecio la película aún más.
Como fan de Spiderman llevaba demasiado tiempo sin salir del cine diciendo: “sí, este el personaje que amo y sigo desde siempre”. Pero esta película lo hizo sin pretender reinventar el género, simplemente ofreciendo diversión, entretenimiento, buenos personajes interpretados por buenos actores y acción trepidante. Todo ello en un guion con una sólida estructura y una narrativa clara.
Cuando uno va a ver una película de este estilo, no lo hace con la duda de si James Bond, Indiana Jones o, en este caso, Spiderman podrá vencer al villano. Está claro que todos entramos sabiendo cómo acabará, porque en este tipo de película lo importante no es el destino, sino el viaje. Si ofrece una experiencia que atrape y te sumerja en el mundo que ha creado. Spider-Man: Homecoming lo consigue de forma magistral.
Estreno en las salas españolas el 28 de julio