Cine

Sweet Home

Una joven pareja, Alicia (Ingrid García-Jonsson) y Simon (Bruno Sevilla), deciden montarse una romántica velada en un edificio a punto de ser cerrado ya que solo queda un residente. Por desgracia para la pareja, esa misma noche un grupo de encapuchados llega al edificio para deshacerse de ese molesto habitante. Lo que tenía que ser una romántica velada se va a convertir en una noche de horror para la pareja.

Sweet Home

Este es el sencillo planteamiento de Sweet Home (Rafa Martínez, 2015), una película de terror que aspira a hacer pasar al espectador un buen mal rato. Por desgracia, la falta de ambición por parte de los realizadores impide que la película alcance todo su potencial.

¿Qué quiere decir falta de ambición? Básicamente, que el director no acaba de explotar las posibilidades de la película. Se queda a medio gas. Como ya he indicado, el simple argumento tiene como objetivo concentrarse en la acción y las emociones, crear una montaña rusa para el espectador. Pero para que el espectador se lleve una fuerte impresión del viaje es necesario crear un viaje impactante, sin embargo el director opta por poner el freno en distintos momentos. En otras palabras: apartar la cámara, suavizar escenas. Y cuando haces eso en este tipo de película lo que haces es asegurarte de no cumplir el objetivo.

Fotograma de Sweet Home

El film empieza bien, con diversos guiños al cine de terror de los 80 (del siglo XX). Por ejemplo, los títulos de crédito al estilo John Carpenter, una música que recuerda las banda sonoras de sintetizadores de la época y otros detalles más que irán apareciendo a lo largo del film (como un divertido guiño a La jungla de cristal [Die Hard, John McTiernan, 1988]). Los toques de humor negro también encajan con estos homenajes.

Sin embargo, este aire ochentero que el director Rafa Martínez le da al film choca con los momentos más serios y otros más suaves, lo que le da cierto aire esquizofrénico al film, ya que no se sabe si quiere ser un film de suspense, de terror crudo o una película de terror desenfrenada. Y es por eso que el film acaba sufriendo, especialmente si lo comparamos con otras películas parecidas como Para entrar a vivir (Jaume Balagueró, 2006) (dentro de la serie Películas para no dormir) o El ático (Crawlspace, David Schmoeller, 1986). Películas que no tienen miedo de apretar el acelerador y crear una montaña rusa inolvidable. La naturaleza esquizofrénica del film queda reflejada en especial en los momentos finales (que no voy a revelar, tranquilos), donde se mezcla el tono ochentero con otro más propio del terror de los 70 en la misma escena.

Por tanto, si estás leyendo esto, Rafa Martínez, mi consejo para la próxima vez es: no tengas miedo a desmelenarte. Una película de estas características necesita que el espectador quiera apartar la mirada pero no pueda, que haya escenas pasadas de vueltas en las que uno no sepa si reír o gritar de terror.

De todos modos, tal vez por su corta duración, el film también resulta a ratos bastante entretenido, así que es posible que si uno no es muy fan del género acabe pasando un buen rato con Sweet Home.

Estreno en las salas españolas el 8 de mayo.

© Imágenes: Filmax