Bertrand Mandico es un controvertido y prolífico director francés de cortometrajes y mediometrajes de corte experimental que debuta en el largo con esta película onírica, política y que subvierte la sexualidad de sus protagonistas. Presentada en el Festival de cine de Venecia, goza ahora de distribución nacional gracias a la plataforma VOD Filmin.
The Wild Boys (Les garçons sauvages) nos sitúa a comienzos del siglo XX, donde cinco chicos acaban con la vida de su profesora y son castigados a zarpar en un barco para reconducir sus vidas. Juntos, cuando la maldad les une, se convierten en uno, se convierten en Trevor. El capitán del barco con mano dura los apacigua, maltrata y alimenta exclusivamente de frutos que tienen por piel, pelo. La llegada a una isla les proveerán de los mayores placeres que jamás habían conocido pero pronto algo cambiará en ellos.
Es una película tan provocadora como cautivadora, el magnetismo de sus imágenes, ambientación y música es puro atrevimiento pero nada comparado ante el discurso que el director transmite con su historia. Sin desvelar lo que daría para páginas y páginas de disección a todos los niveles. Comentar que The Wild Boys (Les garçons sauvages) cuenta con la particularidad de que los chicos salvajes mencionados en el título son interpretados por actrices: Pauline Lorillard, Vimala Pons (La ley de la jungla), Diane Rouxel, Anaël Snoek, Mathilde Warnier. El cambio de los roles de género en los personajes no es una decisión baladí, ya que es parte de una historia que se nos es introducida como un cuento gracias a una voz en off que nos narra las peripecias de estos salvajes que deben madurar en un terreno inexplorado. Otro punto es la evidente carga sexual a lo largo de la película al situar figuras y representaciones de los órganos sexuales en la naturaleza de la isla donde acaban sus protagonistas que tiene más de formal que de estético.
No hay que olvidar que es cine experimental, que la superposición de imágenes, las largas escenas de silencios o la música distorsionada existe, sin embargo es lo suficientemente narrativa y directa como para no quedarse ensimismado viéndola. La película mezcla el blanco y negro con el color, y está enmarcada con unas esquinas redondeadas que recuerda al negativo de una cinta de fotografías.
Es inevitable no pensar que esta película tiene muchos referentes y que a uno se le escapan, pero sí puedo reconocer la de El señor de las moscas, la primera novela de William Golding que ha contado con varias adaptaciones cinematográficas, con la que ha sido comparada ya que guardan ciertas similitudes, pero The Wild Boys (Les garçons sauvages) explora temáticas que van más allá de la supervivencia y la amistad ya que hay cuestiones que abogan más por la identidad sexual, la violencia de género y la desobediencia social.
Película de culto instantáneo que Cahiers du Cinéma ha situado en el primer puesto de las mejores películas del 2018, y no me extraña.