Conor (Lewis MacDougall) está pasando por un mal momento. Su madre (Felicity Jones) está cada vez más enferma y su abuela (Sigourney Weaver) no facilita la convivencia. Una noche, se le aparece a Conor un monstruo (voz de Liam Neeson) que le comunica que le contará tres historias y luego obligará a Conor a contarle una cuarta. El chico al principio está en contra, pero pronto descubre que las historias guardan relación con lo que le sucede durante el día.
El cine de entretenimiento pensado para el gran público no es inherentemente de baja o pobre calidad. Hay grandes clásicos del cine que se estrenaron como películas pensadas para el gran público, pero debido a su calidad superaron esa etiqueta. Pero también nos encontramos con numerosos ejemplos de títulos que representan a la perfección la expresión “es una película muy comercial”; una expresión utilizada de forma exclusiva en un sentido negativo. De modo que cuando digo que Un monstruo viene a verme (A Monster Calls, J. A. Bayona, 2016) es una mala película no lo digo porque sea cine de entretenimiento pensado para el gran público, sino porque es vacía y superficial. En otras palabras, es una película muy comercial.
El culpable no es solo Bayona, también hemos de incluir al guionista Patrick Ness que adapta su novela homónima. Ambos construyen una historia que coge los elementos más tópicos del melodrama barato, como esa madre que valientemente se enfrenta al cáncer, y luego le añaden un mensaje sobre la importancia de la imaginación y la ficción para ayudarnos a superar la tragedia (que repiten hasta la náusea de modo que a nadie se le escape). A continuación, se dedican de forma implacable a buscar la lágrima fácil y provocar por todos los medios que el espectador se emocione con la sutileza de un anuncio de seguros. Esta búsqueda cínica de la lágrima tiene como cómplice principal una banda sonora que utiliza el piano de forma continua para avisar al espectador de que llega el momento de sacar los pañuelos.
Viendo esta película recordé el reciente film de Steven Spielberg Mi amigo el gigante (The BFG, 2016). No porque tengan nada en común en cuanto a argumento, pero por el hecho de que aunque el film de Spielberg es un fracaso, al menos es un fracaso con personalidad. En cambio, en Un monstruo viene a verme, la personalidad del director brilla por su ausencia. Incluso las secuencias animadas no tienen ninguna característica distintiva.
El film no solo palidece cuando lo comparamos con películas de temática similar como El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006), es que Un monstruo viene a verme queda mal incluso si lo ponemos al lado de una película como La historia interminable (Die unendliche Geschichte, Wolfgang Petersen, 1984). Y esto es así no porque Un monstruo viene a verme sea una película comercial, sino porque es un film vacío, superficial y pretencioso.
Estreno en las salas españolas el 7 de octubre