En 2013 Jean-Yves Ferri (guion) y Didier Conrad (dibujo) tomaron el relevo a Albert Uderzo (quien creó los personajes junto a René Goscinny) para proseguir las aventuras de estos locos galos. Desde entonces han visto la luz cinco álbumes: Astérix y los pictos, El papiro del César, Astérix en Italia, La hija de Vercingétorix y, su nueva aventura, Astérix tras las huellas del grifo.
Al contrario que en otros personajes franco-belgas como Lucky Luke, Spirou o Corto Maltés en el que sus nuevas aventuras realizadas por otros autores, estos reinterpretan y versionan a su estilo sin pudor alguno. En Astérix se persigue perpetuar en todos los sentidos lo que fue la obra original, desde el guion y humor al dibujo. Con más o menos acierto, Ferri y Conrad han sabido rejuvenecer el cómic aportando buenas historias como la que nos ocupa.
En Astérix tras las huellas del grifo viajaremos hasta Barbáricum, César está detrás de El Grifo para aumentar su reputación por lo que enviará una expedición hacia tierra Sármata. Lo que no sabe es que de mientras nuestros protagonistas también van de camino para acompañar a Panorámix en su visita a su buen amigo, el chamán Sakaeljamonov. Allá descubrirán que los romanos están al caer y han secuestrado a Kalashnikova, la sobrina del chamán. Astérix y Obélix querrán ayudar en su búsqueda pero en Sármata son las mujeres las personas fuertes. Así que ellas verán inútil la implicación de los hombres porque en su pueblo no es nada común que estos ayuden.
Los Romanos, que van a lo suyo sin saber que van a tener viejos enemigos más pronto que tarde, desentrañarán diferentes tramas capitaneados por los tres cabecillas de la expedición con muy diferentes objetivos.
Por el camino se nos descubrirá nuevos y gélidos paisajes en los que Astérix, Obélix e Ideafix se aclimatarán de forma distinta creando las diferentes escenas cómicas de la historia. Astérix tras las huellas del grifo concluye con un final sorprendente que bien recuerda a esos clásicos de Goscinny y Uderzo que iban más allá de la época romana.
Jean-Yves Ferri prosigue su labor como guionista en el que retoma viejos apuntes de sus autores originales, en esta ocasión un dibujo de Ideafix sobre un monolito, para construir toda una aventura que no traiciona el espíritu de los personajes. Pero todo ello no resta para que actualice poco las aventuras más acordes a los tiempos que corren. Sobre el dibujo, Didier Conrad realiza un trabajo magnífico que nada tiene que envidiar al de Uderzo, respectando al máximo el diseño de los personajes, encontramos un álbum que ni los más puristas podrían ponerle un pero.