El cómic comienza con una confesión, está a punto de rendirse, su lucha personal por conseguir el éxito aunque todo juegue en contra parece que va a llegar a su fin. La protagonista es dibujante de cómics pero está harta, harta de que nadie lea sus cómics, de que las editoriales rechacen sus proyectos… y, sin embargo, sueña cada noche con ser entrevistada y recibiendo premios por su trabajo.
Decide hacer un último intento, todo su esfuerzo para realizar una obra larga, pronto es la comidilla de sus amigos que le preguntan por su gran novela gráfica pero ella no desiste, sabe que debe acabarla aunque el futuro tras su publicación no sea prometedor.
Si eres una persona creativa, Línea editorial te va a doler pero a su vez te dará ese punto de perspectiva de que no estás solo/a. Arnau Sanz vuelca en la protagonista gran parte de esos miedos, esas envidias y esas injusticias que alguien puede vivir tras haberse encerrado durante horas, semanas o meses en un proyecto que cuando lo muestra al público, este puede llegar a valorarlo en cuestión de segundos y nunca siendo suficiente, claro.
Siendo gráficamente vanguardista y alternativo, la narración de Línea editorial es tradicional, por lo que se agradece y comunica mejor la historia con el lector. Arnau Sanz disecciona con habilidad una profesión que a menudo no lo es, que todo es por voluntad de los autores (y editores) por hacer lo que les gusta, o saben hacer, en un mercado limitado que no da para vivir. No se trata de una obra de dibujantes de cómics para dibujantes de cómics, aunque serán estos quienes los disfruten más, está claro. La endogamia que crítica, los likes en instagram, o el encarecimiento de los fanzines por el uso de impresión en risografía tocará de cerca a más de uno, pero la conclusión de Línea editorial es sentimental y, por lo tanto, universal.
Editado por la joven editorial AIA Edicions, Línea editorial ha hecho terreno con el boca oreja en el mundo del cómic y el fanzine, y no querría ser menos para recomendar esta particular obra que sin ser perfecta, sería imperdonable por tu parte no leerla si tienes la oportunidad.
“Refleja de manera honesta el sentimiento compartido de una generación de dibujantes con un futuro borroso.” Cristina Daura, dibujante.