Cristina Triana (@Tineta92) debuta con este manga colorido sobre vacaciones de verano en el pueblo, reencuentro con amistades, secretos familiares, apagones de electricidad y primeras relaciones amorosas.
Olivia es una aficionada que quiere profesionalizar su obsesión sobre los sucesos paranormales, y este verano, en su viaje al pueblo de sus padres, puede surgir la oportunidad al encontrarse reporteros de su programa favorito investigando posibles avistamientos en un campo de girasoles. De mientras, el reencuentro con sus amistades de allí es feliz al principio, viéndose cada noche después de la cena pero que al poco tiempo se tuerce, ya no son tan críos, los móviles invaden cualquier momento y las hormonas adolescentes comienzan a agitarse. Y en una de sus salidas nocturnas algo cambia que dejarán de hablarse.
Starman es una lectura recomendada para adolescentes en las que, además de la historia de Olivia y su despertar romántico juvenil, muestra una realidad que acompaña a los jóvenes en el entretenimiento de hoy en día: móviles, selfies, instagram o, incluso, grabando videovlogs de sus vivencias para colgar en youtube. Y uno que no ha tenido nunca un pueblo al que viajar en verano, un punto más para Starman es cómo transmite esa emoción de reencuentro y aventuras que cuenta con el tiempo limitado.
Esta joven autora que creció con Sailor Moon y Cardcaptor Sakura demuestra que el manga recorre por sus venas, en Starman podemos encontrar guiños a clásicos como Dr. Slump de Akira Toriyama, pero también al terreno de la realidad con Cuarto Milenio de Iker Jiménez y Carmen Porter, sin olvidar su referencia más notable tomando prestado para el título de su obra el nombre de una de las clásicas canciones de David Bowie.
Un gran porvenir para esta artista que con su primer manga ya domina el lenguaje, pero también el color que bien recuerda a la animación. Y en referencia a la historia podría haber sido una obra afectada por la invasiva ficción de fuera, ya sabemos, esas historias que resultan finalmente muy americanizadas o incluso manganizadas, dándole ese aire de irrealidad y, de cara al lector, ajenas. Sin embargo Cristina logra que Starman resulte muy cercana, muy de aquí y ahora.
