Miguelanxo Prado (A Coruña, 1958) es hoy uno de los autores españoles de cómic más galardonados y reconocidos internacionalmente, con hasta seis premios del Salón del Cómic de Barcelona, el Premio Nacional de Cómic de 2013 e, incluso, una nominación a Mejor Película de Animación en los premios Goya. Próximo a publicar su nuevo trabajo original, el autor gallego está de actualidad al presentar ahora una edición especial por el treinta aniversario del que fue su primer cómic largo, «Trazo de tiza». Con prólogo del divulgador de cómic Álvaro Pons, la publicación a cargo de Norma Editorial también incluye un contenido extra fantástico con bocetos, storyboards y grandes páginas con ilustraciones inéditas que vienen a contar momentos no vividos en las viñetas, todo ello en un gran formato (23,5 x 31 cm) y tapa dura.
A finales de los 70, en una época en que los autores cogían experiencia publicando en revistas de cómic, Miguelanxo Prado ya había despuntado en títulos de la editorial Toutain («Creepy», «1984», «Zona 84»), o con su álbum «Stratos» publicado en la misma editorial en 1987, otra revista en la que participaría sería la mítica «Cairo». Por entonces, también contaba en su haber con «Quotidiania delirante», una serie regular que vio la luz en la revista semanal «El Jueves». No sería hasta después de realizar tres historias cortas en la revista «Cimoc» (de Norma Editorial) que comenzaría a publicar en sus páginas en mayo del 92 la primera entrega, de un total de ocho, del cómic del que muchos dirían de su trama que: «no pasa nada», sin embargo, el misterio atrapó a los lectores.
Tras una gran marejada, «Trazo de tiza» nos presenta a Raúl llegando a un islote minúsculo que no aparece en los mapas de navegación. Tan solo alberga una pequeña posada regentada por Sara, que vive junto a su hijo Dimas, un faro en desuso y un gran dique de color blanco y larga extensión que funciona como puerto. En el lugar también se encuentra otra embarcación, la de Ana, una mujer solitaria que repite su estancia en la isla y parece estar esperando la llegada de alguien. El tiempo se dilata lentamente, pero Raúl se resiste a marchar sin no antes saber más de Ana. A los pocos días atraca una nueva embarcación y existe la creencia de que la coincidencia de tres barcos a un tiempo es señal de un terrible presagio, por lo que pronto todo empezará a complicarse.
El autor construye con pausa una historia aparentemente sencilla en la que la relación entre todos los personajes concluyen con un final sorprendente que aunó grandes charlas y teorías sobre su significado. Y que, de seguro, hoy seguirán dando que hablar para los nuevos lectores.
En palabras del autor durante su presentación a medios, «su publicación en la revista tuvo una repercusión y aceptación modesta», pero en su formato recopilatorio, publicado en noviembre del 93, sí supuso el éxito que ha dado longevidad al cómic, con los que recibió multitud de premios como el de Mejor Cómic del Año del Salón del Cómic de Barcelona y el Alph-Art de Angoulême al mejor álbum extranjero.
Buscando las claves del éxito de la obra por entonces, y hoy en día, y eso que Miguelanxo Prado no hace referencia al gran trabajo artístico que podemos ver en sus páginas, realizados a color con lápices y acrílico, se llega a la conclusión de que fue una obra que se publicó en el momento justo. El momento justo en el que nuevas lectoras llegaban al cómic, sobre todo en el mercado francés, que huían de las publicaciones tópicas tan marcadas para ellas y que, con «Trazo de tiza», se les ofrecía una lectura que también era de su interés.
Otra clave es la facilidad para ser recomendado a nuevos lectores, logrando el alcance a lectores de novela. El interés mostrado por productores cinematográficos también extendió su popularidad. No son pocos los proyectos de cine que han estado barajándose alrededor del cómic, en un momento dado se le llegó a ofrecer a Guillermo del Toro que rechazó la propuesta debido a que no podía incluir una de sus criaturas en la historia sin estropearla. De momento ninguno de estos proyectos ha llegado a buen puerto.
Y, por último, otro punto a favor del éxito del cómic es la atemporalidad de la historia, al no incluir fechas, lugares conocidos o elementos que marquen su época (como actualmente podría ser un móvil), funciona casi como el teatro clásico griego, los conflictos de los personajes son muy puros, evitando cualquier atisbo nostálgico en el nuevo lector.
Treinta años después de que se publicase en las páginas de «Cimoc», el tiempo no pasa para «Trazo de tiza» de Miguelanxo Prado que es una obra magnífica, bella y enigmática que seguirá dando que hablar por muchos años más. Pero tampoco hay que dejar escapar esta edición especial porque nunca antes había existido una publicación del cómic que mereciese más la pena.
Trazo de tiza
Huyendo de un temporal, Raúl llega a un islote remoto en medio del océano. Es un islote minúsculo. Tiene muelle, fonda, un faro inservible y una población exigua. Están Sara y su hijo Dimas, que llevan la fonda, y está una mujer llamada Ana, que llegó hace días y que, según parece, espera a alguien. Los cuatro van a enredarse en un complejo tejido de pasión, casualidad y desengaño.
120 págs. Color. Cartoné. 23,5 x 31 cm.
978-84-679-5938-3
Norma Editorial
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