A principios de los años 90 Barcelona celebraba los Juegos Olímpicos, una suerte de alegría que no compartía la capital de Bosnia-Herzegovina que sufría a causa de la guerra de los Balcanes. La colaboración de la ciudad condal con Sarajevo traspasó cualquier cooperación vista hasta entonces. Maragall creó el distrito 11 para poder destinar parte del presupuesto y la colaboración del resto de ciudadanos de Barcelona. Hoy parece que este acto humanitario sin precedentes ha pasado al olvido y las nuevas generaciones no conocen dichas acciones.
25 años después, Nau Bostik acoge una representación simbólica de lo que fue vivir aquello; a partir de un recorrido por el espacio ubicado en el barrio de Sagrera somos espectadores de la actuación de varios artistas y performances que intervienen de forma sincronizada. Las acciones suceden por todo el espacio involucrándonos de una forma sensorial sin igual.
Representado por vez única el lunes 24 de abril dentro del programa de la Unión Europea “Yugoslav wars: another face of European Civilisation? Lessons, learnt and enduring challenges”. Yelena Cvejic, las hermanas del desorden, … son algunas de las artistas que han participado.
Todo comienza atravesando aduanas, una vez dentro somos parte de la tristeza, el miedo, los peligros y la esperanza del pueblo. El puente que unió una vez Barcelona y Sarajevo vuelve a estar en pie para hacernos reflexionar.
