Entrevistas

Bernardo Muñoz

El amor en tiempos de guerra parece un argumento que puede sonar a cliché, sin embargo, todavía hay margen para sorprendernos con historias que podría resumirse así. Es el caso del cómic «G.I. Gay» del guionista Alcante (Didier Swysen) y el dibujante Bernardo Muñoz, recientemente publicado por Norma Editorial. Hemos tenido la ocasión de mantener una conversación con Bernardo Muñoz en las oficinas de la editorial en lo que ha resultado ser una entrevista tan completa como amena.

Bernardo Muñoz

Bernardo Muñoz (Almería, 1979) es un autor de cómics que comenzó su trayectoria a mediados de los años 90, se fogueó en publicaciones de cómics como «Viñetas», «El víbora» o «Kiss Comix»; entre sus obras más destacadas podemos encontrar su recopilatorio de historias cortas para lectores adultos «Morbo», su obra con guion de Hernán Migoya para «Nuevas Hazañas Bélicas». En los últimos años ha trabajado para el extranjero dibujando un par de entregas de la trilogía «Fraternités» con guion de Jean-Christophe Camus, el album «Scum. La tragédie Solanas» con guion Théa Rojzman y, lo más nuevo, «G.I. Gay» junto al guionista Alcante.

En nuestra charla, que puedes ver en vídeo o leer su transcripción a continuación, hablamos no solo de la obra y su proceso de creación, sino también sobre su trayectoria y experiencia en el mercado francobelga. Al final del artículo te explicamos cómo ganar un ejemplar del cómic dedicado por el autor.

¿Cómo presentarías de qué va «G.I. Gay» a un nuevo lector?
Cuando ha venido alguien que no lo ha leído le digo que no hagan caso de la portada, en el sentido de que aparece una lancha, un desembarco y va a ser un cómic bélico, sino que simplemente es una historia de amor. Resumido al mínimo es una historia de amor, con los inconvenientes particulares que tiene en el momento y que es una historia de amor entre dos hombres; tiene muchas connotaciones que son lo que le dan chicha al álbum, la represión y toda la lucha que hay contra ellos para que no siga adelante.

¿El protagonista tiene base real o es una ficción?
Ya te digo, hechos reales creo que no había, él (Alcante) no encontró ninguno y cogió eso como para modificarlo o para matizarlo. Sí que tiene un amigo que es homosexual y que le asesoró mucho en lo que pudo pasar, porque era una persona mayor que se había encontrado también bastantes problemas. Y, en cuanto a la situación del ejército y de la represión que hacía respecto a ese colectivo, eso sí se informó muchísimo. Y bueno, imagino que a raíz de un discurso que hizo Obama respecto a una ley nueva que él lo vio y le pareció interesante, se enfocó entonces en inventarse una historia que… bueno, el hecho de que todo el mundo me pregunte si es real, ya dice mucho de lo bien narrado que está o lo bien hilado que está para que lo parezca, porque no es real.

¿hay alguna obra o historia que os haya inspirado en concreto para desarrollarlo?
Yo llegué a la historia que ya estaba hecha, o sea, que no pensé en desarrollar nada. Ya me la encontré y lo hicimos, lo fui dibujando, pero él (Alcante) sí que me comentó realmente lo que fue el detonante. No sé si él lo tenía ya en la cabeza o no, pero claro, este álbum lo empezó a pergeñar hace como 10 años o así, que fue cuando el discurso de Obama. Había una ley previa que era «Don’t ask, don’t tell», de la era de Bill Clinton, que era, «vale, puedes entrar como homosexual en el ejército, pero no lo digas ni preguntes acerca de ello», que ya era una mejora, pero seguía siendo restrictivo. Entonces, Obama un día hizo el discurso de que eso se abolía y que ahora estaba todo abierto, pero bueno, ahora ha venido Trump y veremos a dónde va. Pero eso fue el detonante para él a la hora de empezar a pensar la historia y luego, supongo, contactó con su amigo para conocer todos los detalles y poder hacer una historia muy verídica.

¿Cómo ha sido tu trabajo con Alcante? ¿Es vuestro primer trabajo juntos, ya le conocías? ¿Qué proceso de trabajo seguíais?
No, no lo conocía para nada. Era un amigo común de un dibujante francés que vive en Barcelona, que se llama Xavier Besse y supongo que Alcante vio, quizá a través de él, en internet, en Facebook o en alguna parte mis dibujos. Estando en Angoulême llamó a Munuera para saber si me conocía. Munuera le dijo que sí, me llamó a mí, que estaba en ese momento allá. Fui al stand de Dupuis, «Pues este es tal. Hola, mucho gusto. Tengo este guion, estoy barajando otros dibujantes, pero bueno, a ver si tal». Y bueno, era en la colección Aire Libre (de Dupuis), que era muy buena. Hablamos un poco, hicimos la entrevista allí mismo, Munuera nos hizo de intérprete y ya empezamos a trabajar.

Y trabajar con él, la verdad es que ha sido un placer porque era muy tranquilo, muy adaptable. Si me hacía una sugerencia, la verdad es que estaba bien visto y si yo le cambiaba algo, a él le parecía bien. Eran de cinco páginas a cinco páginas. Cinco páginas de story, okay, cinco páginas de lápiz, okay, cinco páginas de tinta, cinco páginas de color, hasta 122. La verdad es que ninguna queja, estoy enamorado. Es una barbaridad.

¿Cuál ha sido el mayor desafío a la hora de llevar adelante la obra?
Bueno, el mayor desafío es una cosa más bien personal. Es un cómic que contiene mucho de situaciones normales, de gente hablando, muy tranquilo… La historia está muy bien, pero a la hora de dibujar no hay variantes. Tan solo cuando cambian de localización o las escenas de batalla, pero que no son la mayoría. Entonces, quizá, entrar en ese ritmo de dibujar conversaciones, cambiar la mecánica. Simplemente, un nivel mecánico que es más tedioso, pero nada más.

¿Cómo ha sido recibido por el público? ¿Ha despertado alguna anécdota o polémica al respecto?
Lo que he leído es que la gente valoraba que en una colección bastante mainstream, que no en una alternativa o especial, se tocase este tema. Que era una cosa que no se había hecho y era raro. Entonces, la gente valoraba eso. Y luego el público en general, no sé hasta qué punto se ha comprado más o menos, desde Dupuis tenían bastantes expectativas. No sé si habrán cumplido, pero creo que va bastante bien. Y las críticas siempre han sido positivas, de haters, no he encontrado ninguno. De hecho, el otro día en la página web de Norma sí que había un par que se reían y era como, no entiendo. Pero ha sido aquí. En Francia, no, en Francia bien.

Páginas del cómic «G.I. Gay»

Hablando de ti, hacía mucho que no se traducía una de tus obras a nuestro idioma, he podido ver que hiciste «Scum», por su sinopsis, me ha parecido maravilloso, ¿crees que lo veremos en algún momento en nuestro idioma?
Sí. Bueno, es una inercia de muchos dibujantes, no es algo que te diga yo, seguramente ya lo has escuchado mil veces. Si tú quieres medianamente vivir de algo que te gusta, aquí es muy difícil que te produzcan un cómic y que te salga rentable. Entonces, vas haciendo el movimiento a Francia, Angoulême.

En Angoulême estamos todos, es una barbaridad. Había más españoles que franceses en ese momento y entonces hice el salto. Es una sensación del corazón partido porque estás funcionando, pero no estás contando cosas que te dan como una vidilla, no autóctona, pero más íntima, que tú sientas. Porque lo de «Scum» a mí me gustó, la verdad es que me gusta mucho la historia y eso podías haberlo hecho aquí, podrías haberlo hecho allí, pero tiene todo un aire en el guion, en la manera de contar, aunque sea absurdo, francés. Y claro, cuando he intentado hacer un guion parece que le das como otra vidilla y esto no lo puedes llevar a cabo, a no ser que decidas trabajar aquí. De hecho, presenté «Scum» en Norma Editorial, pero les pareció que no tendría la repercusión que ellos querrían y no lo sacaron. Pero bueno, a mí la verdad es que leído a posteriori me gusta mucho. Muy triste, eso sí.

También has realizado cómic erótico, por ejemplo, ahora tu obra «Morbo» solo se encuentra de segunda mano por cientos de euros, ¿Sigues trabajando en el género? En Francia todavía tiene aceptación, en España ya ni se publican, por ejemplo Manolo Carot tiene obras inéditas de los últimos años por ser eróticas.
Lo de «Morbo» fue como una cosa que, bueno, por la edad, el cuerpo me lo pedía. Ahora mentalmente ya no tengo esa pulsión sexual o llámale creativa en ese aspecto. Podría hacerlo, pero sería más por dibujar mujeres porque sigue gustándome. Pero la imaginería que tenía en aquel momento, que ahora lo leo y hay veces que pienso, ostras, esto es como me he pasado tres pueblos, pero era lo que me salía en ese momento y lo disfruté mucho.

Si ahora me lo propusiesen y estuviese igual de pagado, pues a lo mejor haría alguna historia o lo que sea, pero sí que es verdad que aquí en España, incluso cuando se reeditó «Morbo», se iba a reeditar en La cúpula Ediciones y ya fue que no, o sea, me dijeron que sí y luego ya vieron que estaban como cambiando los vientos y dijeron que no. Entonces Joan Navarro, que siempre estaba ahí, le tengo cariño, él dijo que sí, que le parecía bien. También lo apoyó Hernán y salió, le tengo como cariño. Claro, hice el guion, que evidentemente es más fácil porque son historias cortas, pero sí, si fuesen historias cortas… de hecho hablé con la Musardine, que es una editorial francesa y ellos sí me lo podrían publicar, podrían publicar más historias, pero no tengo el tiempo. O sea, he sacrificado el tiempo, la creación, un poquito por el vivir de ello.

Cómo te encuentras profesionalmente hablando, ¿estás establecido en Francia y puedes encadenar nuevos proyectos?
En Francia, la verdad es que he encontrado que sin ser ningún autor que estén por ahí bebiendo los vientos por mí, enseguida hay proyectos nuevos. De hecho, llevo tres que ya se han solapado y este último, que aún estoy por firmar y el siguiente, pero también ha sido como el editor que me ha venido a buscar. Por ese lado, tranquilo, pero por el otro lado, lo que te digo, he perdido la… no he perdido, no es que no me guste y esté agobiado, pero aquella chispa de «oye, pues voy a hacer algo propio», porque he intentado mover uno mío y eso es muchísimo más difícil. Seguramente también es mucho más difícil porque es muy español para Francia. Es como que hay cortado ahí un cordón umbilical que, o sacrificas eso y entonces vas a Francia y lo que me digáis o eres, por ejemplo, amigos que son autores que hacen más lo que ellos quieren, pero sacrifican el precio página porque es esto lo que quiero contar.

Está bien, no es criticable, pero he perdido eso. No me quejo, en absoluto, pero simplemente me gustaría. El siguiente paso, que es lo que queremos todos, es llegar ahí, decir, «Ey, ya me habéis conocido como dibujante, ¿os gusta? Sí, pues ahora voy a contar esto». Y que te digan «Pues vale, pues sí», como Lafebre, Homs,… pero para llegar ahí, pues cuesta.

Sorteo del cómic «G.I. Gay» de Bernardo Muñoz