En breve sube el IVA, y con ello el precio de todo, de la factura de la luz, de la factura del agua, de la factura de Internet, de la factura de… en fin de todo eso que empieza con la factura de.
Es un gran movimiento político para fomentar la depresión del pueblo, animar a esos suicidas en potencia y a que los pocos asalariados digan «¡sí!» a sus jefes en la sobreexplotación de trabajo por un mismo sueldo. De mientras los parados sin prestación siguen haciéndose la picha un lío (para el género femenino sustitúyanlo por una expresión más acorde a su anatomía) para lograr alcanzar el fin de mes sin deudas, no encontrar el motivo para abandonar el juego de la vida, la esperanza de tener alguna ilusión para levantarse, fe de que encontrará un trabajo y que pronto todo será parte de un recuerdo borroso.
Ese sentimiento común por encima del bienestar materialista y social, el que nos impulsa a ser padres, a vivir en pareja o en sociedad, es el más venerado por las personas sin embargo es la emoción más inconsciente incluso por aquellos que tienen el placer de sentirlo en continuidad, puede ser la respuesta. Útil, no hay nada más gratificante que sentirse útil, el realizar algo para ti mismo, para un familiar, amigo o algún extraño. Una vez sentimos que hemos sido útil emergerá del subconsciente una energía que hará que sonriamos, dándonos razones para ser felices, motivos para seguir y en ocasiones próximos objetivos con la finalidad de seguir conservando este estado de éxtasis por un rato más.
Hoy es difícil lograrlo desde la frialdad que es Internet pero no imposible, gracias a un pequeño juego de Jorge Parras, tendremos la oportunidad de interactuar con Herbert, un hombre desesperanzado que desea quitarse la vida, tú solo deberás impedírselo. Por suerte, si fallas, puedes volver a intentarlo… al final sentirás la felicidad de haber logrado salvar su vida, sentirse útil desde la empatía creada a través de una ficción.
Sino lo consigues, también puedes intentar librarte de las horas extras de un ficticio trabajo o tratar de tener una cita en el ascensor de la oficina.