Llega un día que todo cobra sentido, que tienes el próximo prólogo de un libro tuyo regalado, que todos los esfuerzos han valido la pena. Justo es el mismo preciso momento en el que una enana medio en bolas sube corriendo al ring de lucha libre…
Me llamo Gado, Salgado. No soy Buenafuente, no soy Wyoming, tampoco Cárdenas, ni falta que me hace. Pero soy un mamón afortunado que hace el programa que le apetece, como le apetece y con los invitados que le apetecen. Para colmo me puedo permitir el lujo de rodearme de mis personas preferidas en el universo para celebrar mi cumpleaños.
Una actriz porno MILF, una enana pizpireta, un luchador ultra violento, un atracador de bancos reinsertado y, rematando, con la ficha roja de Parchís. Sí amigos, lograr que Tino de Parchís cante en tu cumpleaños era el sueño de toda una vida. Ya puedo morirme tranquilo.
Entre el público mis compañeros de trabajo, mi familia, amigos, enemigos y algunos oyentes de toda la vida. No puedo imaginar una mejor manera de celebrar mi cuadragésimo cumpleaños que con este panorama tan maravilloso, freak pero maravilloso.
Mucha gente podrá criticar que mi programa no se emite en una gran cadena, que no soy el youtuber de moda y muchos reproches más. Pero señora, usted sabe la satisfacción que me acompañó en la cama aquella noche. ¡Me explicaré para los novatos!
Soy un locutor rarito que tiene un programa con invitados raritos, para oyentes raritos…
Hace unos tres años decidí que celebraría mi cambio de década por todo lo alto. Pasé estos años buscando local y seleccionando un equipo de trabajo. Finalmente las piezas del puzle fueron encajando y todo adquirió la forma adecuada. Es asombroso comprobar cómo el destino tiene un plan trazado para todas las cosas. Como quien no quiere la cosa se acercó el momento y los preparativos devoraron mi día a día. Invitados que caen, invitados que entran, detalles que pulir, ayudas inesperadas, percances de última hora. ¡Un verdadero estrés! Solo tenía clara una cosa: Quería salir en las fotos con chaleco y corbata. En el fondo el resto importaba una mierda…
Justo en el momento que escribo estas líneas acaba de ser colgado la versión en podcast del dicho evento y no puedo evitar emocionarme una vez más al escuchar el aplauso final del programa. Es el sueño de una vida que se hace realidad.
Me llevo varias fotografías guardadas en la cabeza para el resto de mis días. Un vestuario lleno de invitados nerviosos convocados fruto de la amistad, un local que poco a poco se llenaba de invitados y sobre todo mi salto al escenario, pasando por un túnel de gente que me chocaba las manos cual futbolista que sale al terreno de juego.
Obviamente al escuchar la grabación pienso que hay muchas cosas que podrían mejorarse, creo que no fui el tipo más ocurrente del mundo. Pero, como decía antes, el destino mueve sus cartas y todo sucede por algo. Ahora solo quedan dos opciones. ¡Dejarlo correr o seguir hacia delante!
Tras una jornada como aquella no me faltan ganas de bajar la persiana, fugarme al Caribe y dejarlo todo en alto. Pero mi sentido competitivo me dice que aún quedan tetas por entrevistar, frikis que incordiar y cumpleaños que celebrar.
Quiero agradecer de corazón la ayuda de Underbrain y RIOT Wrestling, dos colectivos sin los cuales esto no hubiera sido posible. Ya organicé locuras como estas antes y puedo garantizar que, con buenos compañeros de viaje, todo cambia mucho. Gracias de corazón a todos los que formaron parte de la magia. Nos vemos dentro de diez años…