Cuando se cumplen cuatro años de la muerte de Cristina Ortiz Rodríguez (Adra, Almería, 19/03/1964 – Madrid, 9/11/2016), más conocida por su nombre artístico La Veneno, la recordamos a colación de la reciente adaptación a serie televisiva, por parte de «Los javis» (Javier Calvo y Javier Ambrossi), de ¡Digo! Ni puta, ni santa, la biografía de la vedette escrito por Valeria Vegas publicado semanas antes de su fallecimiento.
Trabajadora sexual, La Veneno fue conocida por el público general por su faceta televisiva a mediados de los años 90 cuando debutaba de la mano de Pepe Navarro como colaboradora en sus programas Esta noche cruzamos el Mississippi y La sonrisa del pelícano. Sin embargo, tras su época dorada le siguieron dos décadas que muy fácilmente desconozcamos todos. Veneno viene a mostrarnos la vida de una de las primeras referentes mujeres trans de España.
Interpretado por varias actrices y actores, seguimos la vida de Cristina Ortiz desde su infancia (Guille Márquez), pasando por su adolescencia (Marcos Sotkovszki), transición de cambio de sexo (Jedet) y edad adulta (Daniela Santiago y Isabel Torres) hasta su muerte pero de forma no lineal, de hecho una de las mejores bazas de la serie Veneno es como maneja la narración y las elipsis entre los diferentes saltos temporales, más allá de como recurso narrativo para realizar paralelismos y hacernos enfatizar en sentimientos varios sino visualmente y de una técnica pasmosa.
Así vemos como la serie arranca en 2006 con Valeria Vegas (Lola Rodriguez), una fan de Veneno que tras saber que está en la ciudad decide ir a buscarla hasta dar con ella con tan buena fortuna que establecen una amistad y con la excusa de preparar un texto para la universidad le comienza a preguntar sobre su vida. De este modo conocemos en profundidad la vida de Cristina desde que era tan solo un niño. A la vez conocemos su otro nacimiento, el de ella como estrella televisiva tras ser la protagonista de un reportaje para Esta noche cruzamos el Mississippi en 1996.
Tras este primer episodio de Veneno, restan siete episodios en el que se descifra psicológicamente a un juguete roto de nuestra sociedad que en cambio fue toda una revolución que ha ayudado a generaciones venideras en su misma situación. No se trata tan solo del ascenso y descenso de un personaje popular, la serie es el reflejo de la difícil situación de las personas LGTBI en unos años (sin que esta sea mucho mejor ahora) donde el tabú de la homosexualidad y la transexualidad se pagaba con violencia, desde el maltrato social hasta el familiar. También como se acusa en la misma, la prostitución suponía el único modo de vida para ellas para subsistir, con el consiguiente estigma. En un momento dado se referencia el documental Vestida de azul (1983) de Antonio Giménez-Rico que creo sería muy interesante ver tras esta serie y conocer de primera mano cómo eran sus vidas.
Otro punto más a favor y determinante para ver esta traslación de la vida de la vedette a serie es ver la España de los años 70 a los 2010 y comprobar qué poco ha cambiado en algunas cosas… que capítulos como el juego de mentiras de los programas de cotilleos, el abuso de poder o violación en términos carcelarios, suenen tan de otra época y se siga perpetuando avergüenzan.
Al margen de que Veneno sea una serie muy bien facturada, que recrea con exactitud las apariciones de Cristina en diferentes reportajes y programas de televisión, que logre conectar con espectadores que pueden desconocer previamente y por completo a La Veneno o les suene de simples MEMES. Esta debería servir como un alegato en toda regla para revalidar públicamente el papel de las personas trans en todos los ámbitos. Aparte de que las tres actrices principales (Isabel Torres, Daniela Santiago y Jedet), las tres transexuales, hayan recibido el Premio Ondas a Mejor Actriz Femenina, tal y como han declarado, el equipo detrás de las cámaras también lo eran (guionistas, operadoras de cámara, maquilladoras…)
Por otro lado, la vida de Cristina Ortiz debería concienciar a más de uno y una, y en momentos como el actual en que existe una consulta pública (hasta el 18 de nov.) para reformar la Ley Trans lo apoyen firmando para que salga adelante (tenéis más información aquí de cómo hacerlo).
Nacho Vigalondo, David Suárez, Brays Efe, Ana Milán, Juan Muñoz, David Pareja, Esty Quesada (Soy una pringada) … son muchos los rostros conocidos que podemos encontrar en la serie en papeles o apariciones muy secundarias, no se trata de cameos a lo Santiago Segura que entorpecen la historia, más bien algunos pasan desapercibidos y/o se justifica su participación.
La Veneno no era convencional como tampoco lo es esta serie desde sus escenas de alto voltaje no apto para todos los públicos hasta sus momentos de más emoción que es imposible no empatizar. Una serie que sin duda marcará un hito por su calidad, su historia y lo que supondrá en el tiempo.