La FMI, la Fuerza Misión Imposible, es desmantelada y todos sus agentes son obligados a volver a Estados Unidos. Pero eso no impedirá que Ethan Hunt (Tom Cruise) intente destruir el Sindicato, una organización secreta terrorista. Con solo la ayuda de su pequeño equipo, Hunt deberá detener al Sindicato antes de que sus acciones provoquen un desequilibrio mundial.
Misión: Imposible – Nación secreta (Mission: Impossible – Rogue Nation, Christopher McQuarrie, 2015) consigue algo que parece realmente imposible: que la quinta entrega de una franquicia resulte tan refrescante, impactante y conseguida como la primera, algo que hasta ahora solo parecía haber conseguido la franquicia Fast & Furious. Algo que sorprende más si tenemos en cuenta que la anterior colaboración del director y guionista McQuarrie con Cruise, el thriller de acción Jack Reacher (2012), no iba más allá de ser una correcta cinta de acción que no resultaba particularmente impactante. Pero McQuarrie, más conocido por ser el guionista de la clásica Sospechosos habituales (The Usual Suspects, Bryan Singer, 1995), que ya había trabajado en proyectos de Cruise como la fantástica e infravalorada Al filo del mañana (The Edge of Tomorrow, Doug Liman, 2014), demuestra una gran habilidad para crear una cinta que aúna lo mejor del cine de espías paranoide con la acción espectacular.
Por supuesto, no podemos olvidar la influencia de J.J. Abrams en la franquicia, que si bien ha resultado muy perjudicial para Star Trek, en este caso ha sido una bendición. Las dos primeras entregas de la franquicia, la estupenda Misión: Imposible (Mission: Impossible, Brian De Palma, 1996) y el festival de acción kitsch Misión: Imposible 2 (Mission: Impossible II, John Woo, 2000) eran películas muy diferentes entre sí, sin ningún tipo de conexión, más allá de que repetían los personajes interpretados por Cruise y Ving Rhames, y completamente diferentes en cuanto a tono y estilo. Ambas se adaptaban a la personalidad de sus respectivos directores, aunque las dificultades de Woo para adaptarse a Hollywood y un pésimo guión casi matan la franquicia. Pero en 2006, J. J. Abrams dirige Misión: Imposible III (Mission: Impossible III), aportando algo de lo que carecía la franquicia: un universo y unos personajes fijos que continuarían de película en película a partir de entonces; de modo que aunque Cruise continuará como protagonista de cada entrega, comparte el protagonismo con otros personajes, enriqueciendo los filmes. El nuevo estilo se consolida con la entretenida Misión: Imposible – Protocolo fantasma (Mission: Impossible – Ghost Protocol, Brad Bird, 2011), que además pule algunos defectos de la anterior entrega, como la tendencia de Abrams al melodrama barato (me refiero a la innecesaria y predecible escena con los desfibriladores).
Las películas de la franquicia ya no transcurren en el vacío. Al empezar esta nueva entrega, los protagonistas se enfrentan a las consecuencias de las acciones de la anterior aventura del equipo liderado por Hunt, incluyendo una referencia a la primera película de la serie, aunque espectadores no familiarizados con las anteriores entregas la pueden disfrutar igualmente. Rápidamente, McQuarrie nos sumerge en la trama, consiguiendo escenas de acción que surgen de forma natural, orgánica, y que nos cuentan algo más de los personajes y la historia, en lugar de simplemente adoptar la estructura de película porno tan habitual en el cine de acción actual, en la que los diálogos parecen simple relleno hasta la siguiente persecución, explosión o tiroteo.
Esta manera de contar la historia, equilibrando suspense, acción y humor a la perfección, consigue que Misión: Imposible – Nación secreta sea una de las mejores entregas de la serie. Utiliza los elementos que habían funcionado en las anteriores películas y consigue eliminar los errores cometidos en ellas. Todo esto convierte esta película en una gran opción para aquellos que busquen un título que sea puro entretenimiento, pero entretenimiento inteligente.
Además de los ya mencinados veremos rostros tan conocidos como los de Rebecca Ferguson, Sean Harris, Alec Baldwin, Jeremy Renner, Paula Patton, Simon Pegg, Simon McBurney o Jingchu Zhang.
Estreno en las salas españolas el 7 de agosto.