La inquietante muñeca Annabelle fue presentada en Expediente Warren: The Conjuring (The Conjuring, James Wan, 2013), en la que causó tal impresión que muy pronto se puso en marcha una película protagonizada por ella: Annabelle (John R. Leonetti, James Wan [no acreditado], 2014). El éxito de taquilla de Annabelle puso en marcha esta nueva entrega, la precuela Annabelle: Creation (David F. Sandberg, 2017).
El argumento del film gira en torno a un grupo de niñas huérfanas bajo la tutela de la hermana Charlotte (Stephanie Sigman), que van a vivir a la casa de Samuel Mullins (Anthony LaPaglia) y su enferma esposa Esther (Miranda Otto), doce años después de la muerte de la hija de los Mullins. Muy pronto, las niñas empiezan a notar extraños fenómenos, relacionados con un terrible secreto que guardan los Mullins.
Cuando tantos estudios intentan crear un universo cinematográfico a imitación del Universo Marvel, casi por casualidad ha sido Expediente Warren el que ha empezado a desarrollar un universo propio. Ya en Annabelle: Creation se incluyen guiños y alusiones a la que será la próxima película de este universo: The Nun (Corin Hardy), film que se estrenará en 2018 protagonizado por la terrible monja diabólica que aparece en Expediente Warren: El caso Enfield (The Conjuring 2, James Wan, 2016). Y si The Nun resulta tan efectiva y lograda como Annabelle: Creation, tienen universo terrorífico para rato.
Sí, Annabelle: Creation es un film muy efectivo y logrado, a pesar de lo mediocre de la primera Annabelle. Es un caso parecido al de Ouija (Stiles White, 2014), un film que era más bien tópico y poca cosa que fue seguido por una muy superior precuela: Ouija: El origen del mal (Ouija: Origin of Evil, Mike Flanagan, 2016). Es casi como si las primeras respectivas entregas fueran las secuelas hechas de forma rápida y barata, mientras que las respectivas precuelas fueran las primeras cuidadas entregas.
El director David F. Sandberg, popular por Nunca apagues la luz (Lights Out, 2016), nos ofrece un entretenido film de terror, que se puede disfrutar de forma independiente de la anterior entrega, a pesar de las referencias a Annabelle. Sandberg se toma su tiempo en establecer los personajes, cosa que se agradece, ya que cuando aprieta el acelerador y se van sucediendo los momentos de terror, estos son mucho más efectivos al conocer a las víctimas. La película va ofreciendo el terror de forma escalonada, empezando con pequeños toques sutiles al principio del film, hasta llegar a una auténtica montaña rusa de pesadilla en su tramo final.
Eso sí, se ha de tener en cuenta que esto no es una épica de terror a lo It (Andy Muschietti, 2017), es mucho menos ambicioso y más humilde. Es un festival de sustos hecho con gusto y estilo, que recomiendo si habéis disfrutado con las anteriores películas mencionadas. En caso afirmativo, esta película os lo hará pasar deliciosamente mal.
Estreno en las salas españolas el 12 de octubre