Después de dirigir algunos episodios de la serie Pulsaciones, David Victori debuta como director de cine con El pacto (2018), un thriller con toques sobrenaturales protagonizado por Belén Rueda.
Mónica (Belén Rueda) es una madre desesperada ya que su hija Clara (Mireia Oriol) ha entrado en coma diabético. Es entonces que aparece la posibilidad de salvarla, pero para ello Mónica deberá pagar un precio muy alto aunque parece dispuesta a todo para salvar a su hija.
El pacto tiene un inicio prometedor. Los primeros minutos de película, cuando todavía no se ha desarrollado el argumento, tienen una efectiva aura de misterio. Pero a partir de que se descubre el tópico argumento, la película va perdiendo fuerza, sin que acabe de remontar en ningún momento, hasta llegar al mediocre final. La banda sonora intenta vender la idea de que lo que estamos viendo está cargado de suspense, la realidad es muy distinta.
¿Qué estamos dispuestos a hacer por salvar a un ser querido? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar? Estas son las preguntas que forman la base de la película, sin que se ofrezca ningún planteamiento interesante a partir de ellas. Conceptos como el equilibrio vital, una vida por otra, se han explotado en el género de muchas formas interesantes, como en la divertida saga Destino final, pero el director no debe haberlas visto, ya que su ejecución, además de resultar aburrida, no aporta nada nuevo. Para cuando la protagonista, a la que da vida Belén Rueda, entra en una espiral a lo Cementerio de animales, los títulos de crédito finales se han convertido en la aparición más deseada por el espectador.
El pacto parte de una premisa interesante, pero que necesita ser tratada de forma innovadora por la cantidad de veces que el género la ha tratado. No lo hace y el resultado es un film aburrido y mediocre.