Hace un par de días, tras recibir un balazo en el hombro por la mañana no tenía otra cosa que hacer por la tarde que asistir a la presentación del nº7 de Mapache Press (a quienes les llamé careros, aunque ahora lo suplen con fiestas, y eso se agradece).
En fin, el número es de nuevo un manual, El manual para triumfar (en la literatura) pero poco puedo decir al respecto pues no lo he leído; lo que si diré es que allí (en la fiesta presentación) era lo de menos, la gente fue a beber.
La Mapache 9/11 Party se celebró en un barco, con música (inclusive actuación en directo, algo light y pastoso, pero ¡en directo!), mojitos y cervezas; en el puerto de Badalona. El barco no se movió de sitio pero eso no importa, tampoco había lugar a donde ir.
Bajo el cielo cubierto de nubes, y un atardecer de ensueño, los presentes se paseaban de babor a estribor y de proa a popa; un par de perros, un zorro disecado e ingleses-americanos que veían bebida gratis se subían al barco a hacer de animales de compañía.
Cuando parecía que la fiesta decaía para los abstemios preferí retirarme, el sexo y las drogas que se suponen que llovió después ya es cosa de los intoxicados etílicos (que ven lo que quieren).
Fue una fiesta, eso porque hubo gente y estas fotos lo demuestran.