Frío en Julio (Cold in July, Jim Mickle, 2014) es un soberbio ejemplo de lo que puede dar de sí el cine criminal posmoderno. Un film cargado de tensión realizado de forma casi perfecta.
Una noche, Richard Dane (Michael C. Hall) es despertado por su esposa Ann (Vinessa Shaw), la cual ha oído un ruido. Convencidos de que alguien ha entrado a robar en su casa, Richard va a investigar armado con una pistola y acaba matando al intruso. Parece que todo ha terminado, pero cuando Russel (Sam Shepard), el padre del intruso, se presente a Richard, empezará a desarrollarse una violenta historia que los atrapará a ambos.
Es posible que esta sinopsis de Frío en Julio os recuerde a El cabo del terror (Cape Fear, J. Lee Thompson, 1962) (o a El cabo del miedo [Cape Fear, Martin Scorsese, 1991]), pero la verdad es que los tiros no van por ahí (y hay unos cuantos en este film). He mantenido la sinopsis así de vaga para no estropearos las muchas sorpresas que guarda esta película que, efectivamente, parece empezar como una historia de venganza psicópata. Una sensación aumentada por la tensa (y excelente) banda sonora de Jeff Grace, la cual recrea a la perfección en diversas ocasiones las bandas sonoras que compusiera John Carpenter para sus clásicas películas de finales de los setenta y primeros ochenta (en particular las bandas sonoras de Asalto en la comisaría del distrito 13 [Assault on Precinct 13, John Carpenter, 1976], La niebla [The Fog, John Carpenter, 1980] y 1997: Rescate en Nueva York [Escape from New York, John Carpenter, 1981]). Las referencias a Carpenter no se detienen ahí, ya que incluso los títulos de crédito están presentados con el mismo tipo de letra que Carpenter usa en sus películas.
Como ya he indicado, al principio el argumento del film parece que va a ir en una dirección pero pronto nos lleva hacia otra completamente distinta. Y cuando hace acto de presencia el detective Jim Bob, encarnado por un estupendo Don Johnson, Frío en Julio parece transformarse de nuevo. Pero estos cambios no son gratuitos ni tienen como único objetivo epatar al espectador, se producen de forma natural impulsados por los personajes y la historia. Y siempre se mantiene como una gran película dentro del género criminal.
La banda sonora le da un regusto a cine de los ochenta, la película se ambienta en 1989, pero la estructura recuerda más al cine de los setenta. La historia se va desarrollando acumulando tensión hasta culminar en un violento clímax, al estilo de películas de la época como la genial El ex preso de Corea (Rolling Thunder, John Flynn, 1977). Pero, a pesar de ello, no se tiene la sensación de estar viendo un film retro o una recreación.
Un reparto excelente y un sólido guion, ambos soberbiamente dirigidos por Mickle, hacen de esta una película que funciona a todos los niveles, de la que lo único que se puede decir es: no pierdas el tiempo y ve a verla.
Estreno en las salas españolas el 1 de diciembre.