Nueva adaptación cinematográfica de la novela homónima de Stephen King a cargo de una pareja de jóvenes directores que tras pasearse por el thriller o el terror fantástico en películas con ideas propias asumen esta gran producción de estudio con historia del maestro del terror.
Cementerio de animales (Pet Sematary, Kevin Kölsch, Dennis Widmyer, 2019), nos presenta la familia Creed que recién se instala en una nueva casa en el campo, con ganas de dejar atrás la frenética vida urbana. Descubren que detrás de su propiedad se encuentra un cementerio de animales, en el que la gente del pueblo entierra sus mascotas. Y más allá del cementerio de animales existe otro, terrible lugar que también se ha usado como lugar de entierro. Aunque lo allí enterrado no permanece mucho tiempo muerto.
Producida en plena fiebre King, Cementerio de animales se puso en marcha debido al masivo éxito de It (Andy Muschietti, 2017). Se basa en una de las más inquietantes, oscuras y angustiantes novelas de Stephen King, llevada al cine anteriormente en 1989, en una película dirigida por Mary Lambert con guion del propio King (y un genial tema compuesto por Los Ramones para los títulos de crédito), estrenada en España con el título Cementerio viviente. El éxito de esta primera adaptación fue enorme y la propia Lambert dirigió la infravalorada secuela Cementerio viviente dos (Pet Sematary Two, 1992).
Con un fantástico reparto que encabezan Jason Clarke, John Lithgow y Amy Seimetz, Cementerio de animales introduce algunos cambios que son un intento de justificar su propia existencia como remake, algunos enfocados claramente a jugar con las expectativas de aquellos familiarizados con la anterior película, más que la novela. Unos cambios bienvenidos, aunque innecesarios. Esta nueva entrega hace un buen trabajo en crear un film inquietante por la manera en que juega con el miedo a la muerte y cómo enfrentarse al duelo provocado por la muerte de un ser querido, de una manera que recuerda a la reciente Hereditary (Ari Aster, 2018).
Es una nueva muestra de que el terror adulto (en oposición al terror de temática adolescente) atraviesa un momento dulce. Mantiene un buen equilibrio entre impacto y atmósfera, creando una satisfactoria experiencia emocional. Los defectos del film son pocos: los flashbacks sobre el pasado del cementerio Micmac del film/novela se solucionan con una escena en la que vemos a Louis Creed, el personaje que interpreta Clarke, buscando por Internet y el film no acaba de representar de forma exitosa la fuerza maligna del cementerio. Detalles que solo se notan si se está familiarizado con el material base (confesión: he leído la novela de King unas cinco veces, así como he visto muchas veces las dos anteriores películas) y realmente no son un problema para aquel que se acerque al film con ojos “vírgenes”.
Cementerio de animales, como todas las buenas películas de terror, nos pone enfrente miedos y temas que preferiríamos evitar. Lo hace, además, de forma entretenida y absorbente.