Hay un momento en Hanna y sus hermanas (Hannah and Her Sisters, Woody Allen, 1986) en el cual un deprimido Woody Allen entra en un cine y sale de él con una nueva alegría por vivir después de ver una película de los hermanos Marx. Esto es parecido, aunque tal vez en un menor grado, a lo que le sucede al espectador de Frances Ha (Noah Baumbach, 2012) y lo que le sucede a la protagonista del film, Frances, a la cual da vida una magnífica Greta Gerwig.
Frances Ha es en parte una historia de entrada en el mundo adulto, en parte historia de amor (aunque no amor romántico) y en parte retrato generacional. Filmada en un blanco y negro que evoca a la Nouvelle vague (y gran parte del cine independiente americano de los 90), la película sigue las peripecias de Frances cuando su feliz existencia empieza a tambalearse.
Aunque estilísticamente tienen poco que ver, es curioso ver los puntos en común que tienen este film y la comedia Supersalidos (Superbad, Greg Mottola, 2007). Ambas tratan historias de profunda amistad entre dos personas inseparables y como la entrada en el mundo adulto amenaza esa misma amistad. Por supuesto, los protagonistas de Superbad son adolescentes y los de Frances Ha tienen ya veintimuchos años, lo que evidencia que el retrato generacional que hace esta película es de un grupo de “peter panes”. Frances sigue alargando la despreocupada existencia que mantenía en la universidad. Su crecimiento se ha detenido y reacciona en diversas ocasiones como una adolescente.
Cuando su vida empieza a desmontarse Frances se ve obligada madurar. Aunque antes de hacerlo intenta refugiarse en el pasado. Vuelve a casa de sus padres, donde en una escena la vemos sumergida en una bañera intentando olvidar sus problemas como si volviera al útero materno. Tras la visita a sus padres, vuelve a la universidad recordando lo feliz que fue en esa época. Empezando otra vez desde cero, empieza también por primera vez a afrontar sus problemas en lugar de simplemente esquivarlos con tácticas infantiles.
La odisea existencial de Frances empieza cuando empiezan los problemas entre ella y Sophie (Mickey Sumner), amigas inseparables de la universidad. Es esta relación de amor fraternal la que marca a Frances en lugar de recurrir a las habituales estratagemas románticas. Esta relación había provocado que el desarrollo de Frances se estancara, pero al mismo tiempo lo salva; es retratada de forma sencilla y compleja a un mismo tiempo. Algo que marca el guion que escribieron Baumbach y Gerwig, la mezcla de sencillez narrativa con complejidad emocional. Es también un guion que destaca por la sutileza en la que muestra el modo en que la vida de Frances se va desmontando pero sin caer nunca en el drama.
Frances Ha es una comedia que te hace reír por las situaciones en que se mete la protagonista pero también por la forma en la que uno mismo se puede ver reflejado en esas mismas situaciones. Es un humor basado no tanto en los chistes como en las reacciones naturales de los personajes. Una comedia realista, si se quiere. Lo cual es llamativo teniendo en cuenta que Baumbach es conocido por sus colaboraciones con Wes Anderson. Juntos escribieron los guiones de Life Aquatic (The Life Aquatic with Steve Zissou, Wes Anderson, 2004) y Fantástico Sr. Fox (Fantastic Mr. Fox, Wes Anderson, 2009), películas más bien basadas en la excentricidad y el cuasisurrealismo. De hecho, Baumbach incluso ha trabajado como guionista en proyectos como Madagascar 3: De marcha por Europa (Madagascar 3: Europe’s Most Wanted, Eric Darnell, Tom McGrath y Conrad Vernon, 2012). Pero para sus proyectos como director parece reservarse un estilo más personal, como refleja la autobiográfica Una historia de Brooklyn (The Squid and the Whale, Noah Baumbach, 2005).
Este estilo de comedia naturalista, junto a la sencillez formal, la recomendable banda sonora y las estupendas interpretaciones, hacen de Frances Ha un film muy recomendable.
Estreno en las salas españolas el 4 de abril.