Un retorno a los orígenes del slasher con una ambientación clásica: una feria. Un título que han tenido en vilo a los fans del género hasta su estreno. Hell Fest (Gregory Plotkin, 2018)
Natalie (Amy Forsyth) regresa de la universidad para visitar a su amiga Brooke (Reign Edwards). Brooke convence a Natalie para ir con un grupo de amigos a Hell Fest, una feria dedicada al terror, con la intención de divertirse pasando miedo con sus atracciones y laberintos terroríficos. Por desgracia para ellos, el terror será muy real cuando un asesino enmascarado empiece a seguirlos, dejando un rastro de cadáveres a su paso.
Hell Fest tiene a su favor algo que en otras películas sería un inconveniente: su falta de originalidad. Es un slasher y no pretende ser otra cosa: hora y media en la que un enmascarado se dedica a acechar y matar adolescentes. No utiliza música ochentera ni intenta recrear el estilo de épocas pasadas. No es metalingüístico ni continuamente está haciendo referencias y guiños. Repito: un enmascarado reduciendo el reparto de personajes. Algo que después de tantas recreaciones, guiños y homenajes resulta casi refrescante. La reciente y parecida horror comedy Blood Fest (Owen Egerton, 2018), ambientada en un festival dedicado al cine de terror, pierde algo de efectividad al estar continuamente haciendo referencias y discutiendo las reglas y tópicos del género. Hell Fest evita hacer eso, aunque los aficionados puedan pensarlo por la presencia de Bex Taylor-Klaus en el reparto, interpretando un personaje parecido al que interpretó en la serie de televisión Scream, que es tan referencial como las películas en que se basa. Además, con su ambientación a lo La casa de los horrores (The Funhouse, Tobe Hooper, 1981) tampoco necesita estar citando continuamente esta o aquella película para que sus intenciones sean evidentes.
Los personajes son arquetípicos y son despachados en escenas que unen sangre y humor negro. Son estas escenas la salsa de Hell Fest, los sustos y las escenas de acecho el aliño indispensable. Su desarrollo es el esperado y no hay sorpresas. Y puede que resulte extraño, pero repito que esa es la razón por la que creo que el film funciona en su mayor parte. Hacía mucho tiempo que no veía una película de este estilo realizada de esta manera sin que dijese en la carátula “edición 30º aniversario” o “edición para coleccionistas”. Es una lástima que el final sea algo insatisfactorio, como poner a Tony Todd, alias Candyman, en los créditos principales para que luego haga un simple cameo.
Pero aunque el final sea más un quejido que un estallido, puro sequel bait, disfruté con Hell Fest como fan del slasher. Aquellos y aquellas que también sean aficionados seguramente la disfrutarán, está hecha para ellos.
