Jack Ryan: Operación Sombra (Jack Ryan: Shadow Recruit, Kenneth Branagh, 2014) es una nueva operación “rejuvenecedora” de un personaje relativamente antiguo por parte de la Paramount, tras el lavado de cara que hicieron de la serie Star Trek. El objetivo, si esta película tiene éxito, es crear una nueva franquicia que aporte pingües beneficios al estudio. Eso sin olvidar el hecho de que Hollywood lleva décadas intentando crear un James Bond americano sin ningún éxito.
El rol principal es interpretado por Chris Pine, le acompañan Kevin Costner, Keira Knightley y Kenneth Branagh, que también se pone tras las cámaras dirigiendo la película.
Jack Ryan es un personaje creado por el novelista Tom Clancy, que vio la luz cinematográfica por primera vez en La caza del Octubre Rojo (The Hunt for Red October, John McTiernan, 1990), donde estaba interpretado por Alec Baldwin. Más tarde, Harrison Ford interpretaría al personaje en dos ocasiones: Juego de patriotas (Patriot Games, Phillip Noyce, 1992) y Peligro inminente (Clear and Present Danger, Phillip Noyce, 1994). Ya en el siglo XXI, el personaje sería interpretado por Ben Affleck en Pánico nuclear (The Sum of All Fears, Phil Alden Robinson, 2002). Todas estas películas pretendían ser thrillers con generosas dosis de acción. Sin embargo, Jack Ryan: Operación Sombra no está basada en ninguna novela de Tom Clancy, así que se aleja en cierto modo de estas películas (así como no tiene nada que ver con las aventuras del famoso espía británico).
Esta película tiene más en común con las películas de la serie Harry Palmer, el llamado “Bond intelectual”, al cual dio vida Michael Caine en cinco ocasiones, la primera de ellas en la clásica Ipcress (The Ipcress File, Sidney J. Furie, 1965). Así como también recuerda en ocasiones a la reciente serie de TV The Americans. Y en parte este es uno de los problemas que tiene Jack Ryan: Operación Sombra: recuerda a muchas cosas pero no tiene demasiada personalidad propia.
Eso no quiere decir que no sea un film entretenido. Es relativamente corto, no llega a las dos horas de metraje, así que no se hace pesado y construye bastante bien las secuencias de acción y suspense, aunque recurra al truco barato de sacudir la cámara para crear una artificial tensión. Además, tiene estupendos momentos dramáticos. Destacaría especialmente la reacción de Jack Ryan (Chris Pine) tras matar por primera vez, donde se le ve muy alterado y perturbado por lo que le acaba de hacer.
Son estos toques dramáticos los que le añaden realismo al film, que se aleja de los grandes espectáculos bombásticos e intenta ser un film de espías relativamente creíble y realista. Pero en ese sentido no resulta particularmente memorable.
Jack Ryan: Operación Sombra acaba siendo un simple film de espías entretenido pero poco más. Buen trabajo de sus actores, pero un guion que está lejos de acercarse a los grandes títulos del género.
Estreno en las salas españolas el 31 de enero.