Parece como si fuera el 19 de octubre de 2017 que comentamos el estreno de La piel fría (Cold Skin, 2017) de Xavier Gens y ya estamos de nuevo comentando otro estreno del director francés: The Crucifixion (2017), una película de terror escrita por Chad y Carey W. Hayes, guionistas también de Expediente Warren: The Conjuring (The Conjuring, James Wan, 2013) y Expediente Warren: El caso Enfield (The Conjuring 2, James Wan, 2016).
The Crufixion se inspira en hechos reales acontecidos en Rumanía en el 2004. Sophie Cookson, a la que vimos hace poco en Kingsman: El círculo de oro (Kingsman: The Golden Circle, Matthew Vaughn, 2017), protagoniza el film interpretando a la reportera Nicole Rawlins, que viaja hasta Rumanía para investigar un supuesto exorcismo que terminó en la muerte de una joven monja y los encargados de llevarlo a cabo en la cárcel, pendientes de juicio. Nicole quiere escribir un artículo con la idea de demostrar que todo el asunto del exorcismo no es más que superstición e ignorancia, pero a medida que va investigando se ve acechada por extraños fenómenos.
La película de Gens recuerda bastante a El exorcismo de Emily Rose (The Exorcism of Emily Rose, Scott Derrickson, 2005) en su planteamiento inicial. En lugar de ser directamente un film de terror, se desarrolla más bien como si fuera una cinta de intriga, con Nicole ejerciendo de detective que intenta esclarecer qué sucesos provocaron que se hiciera el exorcismo y la muerte de la joven monja. Cuánto más se desarrolla la historia y se va aclarando lo sucedido, más presentes se hacen los elementos propios del cine de terror, que ganan protagonismo hasta llegar a su predecible clímax.
No solo resulta el final predecible sino que el arco dramático de la protagonista, que inicia el film como atea convencida, también resulta bastante predecible. Lo que indica que, seguramente, en otras manos el guion de los Hayes podría haber resultado en un film mucho más interesante, pero Gens no hace gran cosa con él. Los sustos consisten principalmente en golpes de música alta y todo el conjunto tiene cierto tufillo conservador, relacionando la posesión diabólica con la sexualidad, lo que se traduce en momentos muy gratuitos que parecen metidos con calzador.
A pesar de todo, aunque el fan encallecido del cine de terror no encuentre nada nuevo aquí, es posible que el espectador más casual y menos conocedor del género pase un rato entretenido viendo esta película, si eso es lo único que quiere.
Estreno en las salas españolas el 3 de noviembre
