Nos encontramos ante una novela gráfica tan valiente y maravillosa que no se puede leer y pasar de largo. Así pues, no tengo más remedio que volver a hablar de Bastien Vivès, un autor de juventud insolente que está revolucionando el mundo del cómic a la velocidad del rayo.
Si todavía no has tenido el placer de leerlo, debes saber que suspiros de sus lectores llenan el cielo como un concurso de cometas. Y la culpa es de Ella(s), de El gusto del cloro, de En mis ojos o Amistad Estrecha, sólo por nombrar alguna de sus obras más intimistas.
Vivès tiene la capacidad de expresar con fuerza inusual, el tipo de sentimientos que son difíciles de explicar. Pero él lo consigue, y los lectores nos vemos reflejados en el espejo de sus historias. Y es tan fácil conectar con lo que nos cuenta, que leerlo se convierte en una sana adicción que nunca decepciona.
Y ahora, hablemos de Polina.
Comunicar con el gesto, con la intuición, con el minúsculo detalle que nos hace sentir que algo está pasando. Observar los movimientos de los bailarines convirtiéndose en obra de arte. Encontrarse cara a cara con todo lo impreciso, con lo que está tan difuminado como la vida misma. Conmoverse ante la mirada abierta de una niña consagrada a un arte que todavía no puede comprender, pero que vive con intensidad. Todo esto y mucho más, es la novela gráfica Polina.
Despojada de elementos superfluos, con un estilo narrativo distante y austero, asistimos a la evolución de Polina como bailarina, una niña que es elegida para ser alumna del prestigioso Bojinski, un polémico profesor de danza. Viviremos la asimilación sin rencores por parte de Polina, de los grandes sacrificios que le tocan vivir. Y la veremos crecer. Sí, asistiremos a su fabulosa transformación pasando por la escuela, el teatro y una compañía de danza dónde se convierte en estrella. Una diva que por fin comprende que su vida es danza.
Son muchos los estímulos que nos asaltan imagen tras imagen, en esta una historia que nos planta ante la crueldad de la disciplina, la insensibilidad de los adultos o la auto exigencia exagerada. Historia que también nos habla de la superación personal, del gozo de la amistad, la locura del amor y los terremotos del desamor.
Austeridad y elegancia en los colores: blanco, negro y grises. Trazos con precisión de infarto. Dibujos sencillos, e increíblemente expresivos que nos muestran cómo crecen y envejecen los personajes. O incluso, cómo se transforma su imagen según se encuentren ante una mirada realista o idealizada.
Dibujos exquisitos y ágiles que bailan con los diálogos y los silencios, con movimientos sinuosos que nos cuentan, página a página, la danza de una vida.
Polina lo edita Diábolo Ediciones, 214 págs. 19 x 28 cm