Última entrega prevista, por el momento, de la saga mutante, X-Men: Fénix Oscura (Dark Phoenix, Simon Kinberg, 2019) parece la despedida del reparto presentado en X-Men: Primera generación (X-Men: First Class, Matthew Vaughn, 2011). Y se despiden enfrentándose a una trágica amenaza.
En una misión de rescate, Jean Grey (Sophie Turner) se ve poseída por una poderosa entidad cósmica. Muy pronto sus poderes empiezan a descontrolarse, dejando un rastro de destrucción a su paso. Charles Xavier (James McAvoy) y los X-Men deberán decidir entre sacrificar a su compañera o intentar salvarla. Este argumento puede que resulte familiar a los fans, porque está inspirado en La saga de Fénix Oscura, una de las historias más importantes dentro de la historia de la Patrulla X en los cómics, y también fue la inspiración de X-Men: La decisión final (X-Men: The Last Stand, Brett Ratner, 2006). Aprovechando que con X-Men: Días del futuro pasado (X-Men: Days of Future Past, Bryan Singer, 2014) se creó una nueva continuidad, que libraba a las nuevas películas de depender de lo sucedido en la primera trilogía de la saga mutante, se decidió volver a adaptar una historia que es tremendamente popular entre los fans, tiene mucho potencial dramático y se considera que no fue llevada de forma muy brillante en La decisión final.
Simon Kinberg escribe, es uno de los productores y se estrena como director con Fénix Oscura, después de haber trabajado como productor y guionista en todas las entregas de la saga, a partir, precisamente, de La decisión final. De modo que esta es la segunda vez que adapta La saga de Fénix Oscura. En su contra tiene que la nueva Jean Grey, interpretada por Sophie Turner, apenas fue introducida en la anterior entrega de la franquicia X-Men: Apocalipsis (X-Men: Apocalypse, Bryan Singer, 2016), con lo cual no se ha ido preparando su arco ni evolución. Apenas la conocemos. Esta nueva película también tiene en contra que resulta todo muy “familiar”, algo que ya pasaba en Apocalipsis y que no se debe solo a que la historia ya se haya contado antes. Resulta muy predecible, incluso es fácil adivinar qué van a decir los personajes.
Pero también tiene mucho a su favor. Para empezar, el gran reparto del que forman parte Turner, James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Evan Peters y Jessica Chastain. Es su trabajo el que hace las escenas interesantes, a pesar de que los diálogos sean predecibles o que algunos ya no estén demasiado interesados en seguir con la franquicia mutante. Más a favor: se incorporan algunos pocos elementos cósmicos de la historia original, completamente ausentes en La decisión final. Y otro punto a su favor es su agilidad a la hora de contar su historia, cosa que logra hacer en menos de dos horas, sin sacrificar el desarrollo de los personajes.
Fénix Oscura es un film contenido, a pesar de estar protagonizado por personajes ya muy familiares, en el sentido de que no es necesario haber visto ninguna otra película de la saga. Además, transcurre en un universo sin otros superhéroes, así que tampoco hay conexiones con otras franquicias. Por supuesto, esto último podría cambiar ahora que Disney ha comprado la Fox, haciendo posible que se incorporen los mutantes al Universo Cinematográfico Marvel. Aguarde lo que aguarde el futuro, también resulta refrescante poder ver una película sin necesidad de tener en la cabeza todas las anteriores entregas que la han precedido.
Creo que la saga de los X-Men alcanzó su punto álgido con Días del futuro pasado, en especial la versión The Rogue Cut, mostrando evidentes signos de cansancio desde entonces. Dicho esto, Fénix Oscura es un film entretenido, incluso en algún momento espectacular, que cumple su objetivo de ofrecer escapismo superheroíco de calidad, logrando que sus puntos flojos no la afecten demasiado gracias a sus puntos fuertes.
