Por si acaso la multitud de pósteres, tráileres y gags publicitarios, como el descacharrante videoclip con Céline Dion, no os lo habían dejado claro, regresa el mercenario bocazas metalingüístico favorito de niños y niñas en Deadpool 2 (David Leitch, 2018), de nuevo protagonizada por un entregado Ryan Reynolds.
Deadpool 2 es un increíble logro. Es una segunda entrega que funciona sin perder frescura, e incluso llega a superar a la primera entrega en muchos aspectos. Es cierto que cosas como la parodia de la típica secuencia de títulos de crédito a lo James Bond ya ha sido hecho antes por cualquier serie o película que satirice o se alimente de la cultura pop, el caso más reciente sería en la tercera temporada de la recomendable Crazy ExGirlfriend, pero el film mantiene la frescura con sus continuos chistes y momentos iconoclastas. Si bien algunos de estos chistes y referencias se pierden en la traducción, ya que se cambian por nombres más familiares para el público español, mantienen el nivel de principio a fin provocando carcajadas desde el primer minuto hasta el fin de los títulos de crédito. Hay referencias verbales y visuales, pero también la banda sonora se añade como elemento de comedia, por ejemplo utilizando el 9 to 5 de Dolly Parton, que habla sobre lo dura que es la vida de una mujer trabajadora, mientras vemos a Deadpool “trabajando”.
Sin embargo, el nuevo film del director de Atómica (Atomic Blonde, 2017) es algo más que una colección de chistes referenciales y metalingüísticos. Uno de los aspectos en los que esta nueva entrega supera a la primera es que su historia es más compleja, más interesante. Una historia que arranca con un deprimido Deadpool por el asesinato de su querida Vanessa, de nuevo interpretada por Morena Baccarin, y que se complica con la llegada de Cable, un gran Josh Brolin. Y hasta aquí puedo leer.
Como ya he dicho, Ryan Reynolds está completamente entregado al personaje y domina la película. Lo cual no es extraño teniendo en cuenta que es un proyecto con el que llevaba implicado mucho tiempo. Josh Brolin también se entrega al papel de Cable, sirviendo como contraste al bocazas de Deadpool. El tercer puntal de la película es Zazie Beetz como Domino, que brilla cada vez que aparece en pantalla (al menos esa fue la impresión que me dio).
Tiendo a olvidar que no todo el mundo está obsesionado con la cultura pop, así que es posible que muchos chistes y muchas alusiones no acaben de ser captadas por el espectador casual. Aún así, Deadpool 2 ofrece suficiente exceso, violencia gratuita y diversión como para que no afecte a su disfrute perderse una o dos referencias. Por ello la recomiendo sin reservas. Imprescindible si os gustó la primera Deadpool (Tim Miller, 2016).
Estreno en las salas españolas el 18 de mayo
