Sir Ridley Scott regresa a la ciencia ficción desde las excelentes e innovadoras películas que renovaron el género con Alien, el octavo pasajero y Blade Runner; para volver hacerlo 30 años después con Prometheus. Inicialmente se presentó como una película independiente sobre naves espaciales, pero no faltaron las alarmas de que esto era una posible precuela de Alien, el octavo pasajero, finalmente confirmaron que algo tenía que ver. Ciertamente tiene relación pero sin embargo, es una historia con su propia mitología que como en las grandes historias de scifi, reinventan o filosofan sobre nuestro presente actual, nuestro futuro más próximo o sobre nuestros orígenes.
Prometheus trata de un grupo de arqueólogos que siguen la pista que les puede llevar a descubrir el sentido de la humanidad en la Tierra. Finalmente embarcan en un viaje espacial hacia un remoto planeta alejado de la vía láctea a la que pertenece el planeta Tierra.
No es casualidad que la nave en la que viajan (que da nombre a la película) tome el nombre del dios Prometeo (castigado innumerables veces por Zeus por ayudar a la humanidad, y su hermano engañado para casarse con Pandora quién abriría la famosa caja que acaecería todas las desgracias existentes sobre la humanidad); pues los guionistas Damon Lindelof y Jon Spaihts juegan sobre estas bases para forjar la historia de nuestros protagonistas.
En la tripulación, además de los mencionados arqueólogos (Noomi Rapace y Logan Marshall-Green), viajan demás expertos para llevar a cabo la investigación a fondo, expedición que costea una gran corporación, Weyland Industries, dirigidos por Vickers (Charlize Theron). Y posiblemente el personaje más aplaudido de la cinta, aunque personalmente me deje bastante frío, el «inexpresivo» cyborg David (interpretado por Bender, y no hablo del robot de Futurama, sino de Michael Fassbender) que realiza de sirviente de la tripulación en su estado invernadero y lejos de beneficiar a todos esconde sus verdaderas intenciones. Es intrigante que la cualidad más humana, como es la curiosidad, sea David el que más aboge por usarla. Y que gracias a su (maldita) curiosidad todo se líe..
Es fácil leer o escuchar en otros lares que Ridley Scott se queda en la superficie de lo que podría haber sido una película perfecta, que acude a clichés (¿?) y que se haya dejado llevar por la industria de la explotación. Esa misma gente que alaba la penosa El caballero oscuro. La leyenda renace.. Si en algo puede pecar Prometheus es en su incierto final y el porqué utilizar el actor escogido para Peter Weyland ¿es posible que se haya perdido parte en la mesa de montaje, o se piense en una continuación inmediata?.
Comentar acerca de la protagonista principal, Noomi Rapace, que tras su divertido papel en Sherlock Holmes: Juego de sombras coge el relevo que dejó Sigourney Weaver como mujer de acción a bordo de una nave, es difícil no compararlas, pero sus roles son distintos. Weaver rompió la barrera de que una chica también podría afrontar el papel de heroína en una película, cosa que en Noomi hubiera sido una más; por ello no caen en los mismos (ahora ya manidos) tópicos por lo que la Lisbeth Salander sueca debate más su heroicidad a nivel moral. Próximamente la veremos en Passion la nueva peli de Brian De Palma, en un duelo femenino con Rachel McAdams.
Prometheus se erige sobre unas bases clásicas (rodado sobre grandes escenarios construidos), herencia directa de su propia película Alien, el octavo pasajero, mezclando y priorizando intriga y terror por encima de la acción. Una maravilla para disfrutar en pantalla grande.
Estreno en las salas españolas el 3 de Agosto.