El Enterprise, respondiendo a una llamada de socorro, se adentra en una zona inexplorada de la galaxia. Allí, la tripulación se enfrentará a un nuevo y terrible enemigo que hará todo lo posible por exterminar a la Federación y todo lo que representa.
Debemos dar gracias a que Paul Greengrass decidiera volver a la franquicia Jason Bourne, de modo que la secuela sin Matt Damon, en la que Justin Lin estaba trabajando, quedara desechada haciendo posible que el genio que ayudó a convertir Fast and Furious en una inesperada maravilla dentro del cine de acción quedara libre para dirigir Star Trek: Más allá (Star Trek Beyond, 2016). Si lo sumamos al guion a cargo de Simon Pegg y Doug Jung, el resultado es la película más Star Trek de las nuevas películas de Star Trek.
Sin la tóxica influencia de J. J. Abrams, reducido su papel a simple productor, esta nueva entrega no es un refrito ni un encadenado de momentos dramáticos sin impacto. Nos ofrece nuevas aventuras y un terrible nuevo enemigo, Krall, interpretado por Idris Elba, en una película que recupera el espíritu aventurero de la serie. Ambientada cuando el Enterprise lleva ya tres años en su misión de cinco (lo que la sitúa al final de la serie original que ahora celebra su 50º aniversario), nos presenta a un capitán Kirk (Chris Pine) sin estar seguro de su futuro dentro de la Federación. El señor Spock (Zachary Quinto) tampoco se encuentra en su mejor momento, también cuestiona su futuro dentro del Enterprise. Por supuesto, estas dudas se pondrán a prueba a través del desafío que supondrá sobrevivir al ataque de Krall.
Lin aplica una majestuosidad visual a la película ausente hasta ahora en la franquicia. Si en una autopista con unos cuantos coches el director hacía maravillas, imaginad ahora con toda a una galaxia a su disposición en la que no hay que limitarse por tonterías como la gravedad. Las secuencias de acción fluyen, mientras se desarrolla la historia y de fondo se ponen algunas gotas de reflexión, pero comentarlo más específicamente significaría entrar en territorio spoiler, algo que siempre procuro evitar.
Pegg y Jung comentaron al inicio de la producción que su guion no sería pura ciencia ficción a lo Star Trek, sino más bien como una película del oeste ambientada en el espacio. Y eso es justamente lo que era la serie original, que siempre mezcló géneros y tonos en sus episodios. Star Trek: Más allá es una trepidante cinta de aventuras cuya ambientación espacial le permite ciertas extravagancias visuales, pero que se basa en conflictos humanos (o humanos/extraterrestres) para lograr un mayor impacto y que no sea todo un simple desfile de explosiones. Además, esta nueva entrega ignora por completo la desastrosa Star Trek: En la oscuridad (Star Trek Into Darkness, J. J. Abrams, 2013), lo que ayuda a que todos podamos olvidar que existió. Las únicas referencias que se hacen pertenecen a Star Trek (J. J. Abrams, 2009) pero Star Trek: Más allá se puede disfrutar como película independiente. Dicho esto, también se hacen homenajes a la tripulación original además de dedicar la película a la memoria de Leonard Nimoy y Anton Yelchin (Green Room), que interpreta a Chekov en el film y murió apenas un mes antes de que la película se estrenara en Estados Unidos.
Parece ser que el equipo formado por Justin Lin, Simon Pegg y Doug Jung ha logrado romper la maldición que decía que cada película impar de Star Trek era mala (una tendencia que empezó a cambiar con las películas protagonizadas por La Nueva Generación). Star Trek: Más allá es una fantástica y entretenida película que mezcla acción y aventuras en un marco de ciencia ficción. Una película que disfrutarán tanto los trekkies como aquellos que simplemente quieran disfrutar con una buena dosis de excitante espectáculo.
Estreno en las salas españolas el 19 de agosto
